Convicción de maestro

Una vez más, José de la Tomasa dio su lección magistral, que puso el cante donde el cante debe estar. Con autoridad, con convicción. Es, la suya, otra calidad de cante que lo diferencia radicalmente de lo tan convencional que oímos habitualmente. Cantaor con grandes facultades, José de la Tomasa es consciente de la importancia que en la expresión jonda tienen los tonos medios, y los bajos, y acude a ellos para enriquecer su voz con matices de una variedad y una delicadeza increíbles. Los que nos emocionaron en sus admirables interpretaciones de la soleá, la siguiriya, el taranto, las bulerías, la toná, incluso el fandango.

Pienso que el joven Paco del Pozo admira mucho al de la Tomasa. Sigue, de alguna manera, sus pasos, en cuanto a la seriedad de los estilos que hace y el derroche de facultades. Vaya por delante que tuvo una buena actuación, quizá la mejor que yo le he oído, aunque fiándolo casi todo al grito; brilló en los cantes de Levante, que conoce bien y le valieron hace unos años la Lámpara Minera de La Unión. En cuanto a Guadiana, no tuvo una gran noche, pero su buen hacer por soleares quedó patente.