Morante de la Puebla desilusionó
La esperanza tan bien alentada, mecida desde que Morante de la Puebla se anunció con seis toros en Madrid, esperanza de ver un Domingo de Resurrección repleto de arte y su aquél de duende, se convirtió cruelmente en desilusión y tristeza. Toro a toro fuimos viendo que era difícil hacer obras de arte sublime con semejante saldo de mansos. Tal vez lidiar con torería, dominar la situación y resolverla con sobriedad y, a ser posible, con gracia y limpieza.
Pero Morante de la Puebla no demostró capacidad lidiadora, y ante el saldo sólo pudo apuntar estilo y personalidad en algunos momentos sueltos del segundo y del cuarto. Un balance insuficiente. Ni los sobresalientes pudieron intervenir en algún quite por invitación del matador único, exclusivo, que reinó con desgana ante los seis toros que le tocaron en mala suerte.
Morante / Varias ganaderías
Toros de: Astolfi, inválido; Domingo Hernández, manso y blando; Alcurrucén, manso; sobrero de Lozano Hermanos, noble; Martín Arranz, mansurrón; Núñez del Cuvillo, descastado; desigualmente presentados y de poco juego. Morante de la Puebla: espadazo trasero y caído (silencio); pinchazo, estocada tendida y desprendida -aviso- y siete descabellos (leves palmas); pinchazo, media tendida y cinco descabellos (silencio); pinchazo en hueso -aviso-, dos pinchazos y estocada (leves palmas); estocada tendida y descabello (silencio); pinchazo, bajonazo (silencio). Plaza de las Ventas, 11 de abril. Lleno.
Es menester apuntar que ayer tarde se le rindió homenaje por parte de la afición a Joaquín Vidal, crítico taurino de este periódico durante un cuarto de siglo. Tanto en la placa que hay en su memoria, a la entrada del tendido 10, como en el asiento que siempre ocupara, fueron depositados varios ramos de rosas.
En fin. El público venía muy dispuesto en tarde taurina tan señalada. Y así se lo hizo saber a Morante de la Puebla en cuanto se medio estiró en el primer lance compuesto por el pitón derecho, en su segundo toro, y en un tímido y sabroso quite por chicuelinas. La faena de muleta tuvo una primera serie de redondos templados y bien dichos. Después llegaron los tiempos muertos, el toro fue perdiendo gas, y apenas surgieron un par de trincheras y algún recorte por la cara, salpicado de sevillanía.
En el cuarto toro, Morante, mediada la faena de muleta, una vez cambiados los terrenos, y al resguardo de chiqueros, surgieron derechazos solitarios, a pulso y a compás, que por desgracia no tuvieron continuidad, ni acabado, ni remate.
El resto de los toros, y de lo hecho, así como de lo visto, mejor olvidarlo. La desilusión es muy injusta a la hora de juzgar. Y cuando no hay toros, y lo elegido es lo que salió por chiqueros, el ojo del aficionado se encoleriza. A Madrid se viene con toros. ¿Dónde están?
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.