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Crónica:FÚTBOL | 32ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

La hazaña agranda al Depor

El conjunto de Irureta vence al Villarreal con una exhibición de confianza en sí mismo

Xosé Hermida

La tarde de las resacas europeas se la llevó el Deportivo, el más eufórico de los dos contrincantes. El partido de El Madrigal no se apartó mucho de las previsiones. Un duelo a medio gas entre dos equipos que siguen teniendo objetivos que cumplir en la Liga, pero que han volcado todas sus ilusiones en las competiciones europeas, la Liga de Campeones uno y la Copa de la UEFA otro, en las que se dedican a tumbar a los grandes. En ese panorama, se impuso el que tiene mayor calidad y el que venía más rebosante de autoestima. El Depor alardeó de oficio, jerarquía y seguridad. Escondió la pelota, aprovechó sus ocasiones y se confió a la capacidad de la defensa que capitanea el portentoso Andrade. Agrandado por la hazaña ante el Milan, le bastó con su profesionalidad.

VILLARREAL 0 - DEPORTIVO 2

Villarreal: Reina; Belletti, Quique Álvarez, Ballesteros, Javi Venta; Senna, Josico; José Mari (Arruabarrena, m. 12), Riquelme (Anderson, m. 46), Calleja (Roger m. 63); y Víctor.

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Andrade, Naybet, Capdevila; Sergio, Mauro Silva; Munitis, Valerón (Luque, m. 61), Fran (Djalminha, m. 74); y Pandiani (Tristán, m. 46).

Goles: 0-1. M. 37. Mauro Silva abre a Fran y el centro de éste lo cabecea Pandiani.

0-2. M. 90. Contragolpe. Munitis abre al centro para la carrera de Tristán, quien salva la salida de Reina con una vaselina.

Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Ballesteros, Javi Venta, Quique Álvarez, Senna, Sergio, Munitis y Víctor.

Unos 14.000 espectadores en El Madrigal.

Una acción del choque, todavía en la primera mitad, resumió el estado anímico del Deportivo, impregnado de optimismo desde el pasado miércoles. Dormitaba el partido cuando el árbitro castigó con penalti una mano de Quique Álvarez completamente involuntaria. Pandiani tiró mal y Reina le adivinó las intenciones. En circunstancias normales, una jugada así suele resultar corrosiva, sobre todo porque la réplica del Villarreal fue fulminante y Belletti tuvo dos ocasiones consecutivas en un solo minuto. Pero el Depor está en luna de miel con el mundo y siguió como si tal cosa. Tocando pacientemente en el medio, sin sentirse casi nunca atosigado, a la espera de soltar algún latigazo ante un rival quebrado por la resaca de Glasgow. Cuando llegó la ocasión, el Depor no falló. En el primer gol hubo varios detalles que hablaron muy bien del cuadro de Javier Irureta, y no sólo por lo bonito de la jugada. La acción partió de Mauro Silva, quien, tras la paliza del miércoles, volvió a derrochar vitalidad. El gran caudillo brasileño robó el balón en el centro del campo y lo abrió sin demora hacia la izquierda. Fran lo colocó con maestría en el punto justo del área y Pandiani redimió su fallo en el penalti. Tras anotar ante el Milan un increíble gol con el pie, dándose la vuelta ante Maldini, el uruguayo regresó a su suerte más fiable: un espléndido remate de cabeza al hueco al que no podía llegar el portero.

Hasta el descanso, el Villarreal no tuvo respuesta. Paquito se había quedado sin José Mari, lesionado nada más empezar, y Víctor jugó como único delantero, una posición que no le favorece nada y que le dejó desconectado del equipo. Bien es cierto que a la soledad de Víctor contribuyó con entusiasmo Riquelme, absolutamente invisible, como si aquello no fuera de su incumbencia. Paquito le retiró en el descanso para buscar el picante de Anderson. El brasileño irrumpió con una jugada muy propia de él, un desmarque en diagonal y un remate cruzado con mucho veneno. Ahí se acabó su aportación.

El Deportivo viajaba con el piloto automático, sin inmutarse por las turbulencias esporádicas. Sólo en el arreón final pareció que el Villarreal, ahora con la incorporación de Roger, podía empatar, sobre todo en un remate de Víctor desde el área pequeña. Pero el Depor, parapetado tras el blindaje de Andrade, tampoco se intimidó. Los blanquiazules hasta se ahorraron el suplicio del último instante con un contragolpe que permitió al decaído Tristán participar de la alegría de estas fechas. Por primera vez en mucho tiempo, Tristán, que había entrado en el descanso por un Pandiani todavía exhausto tras la orgía del Milan, se recordó a sí mismo. Salvó con una precisa vaselina la salida de Reina, quien rozó la pelota sin conseguir desviar su trayectoria.

El resultado dejó al Villarreal condenado a apostarlo casi todo a la carta de la Copa de la UEFA. Los sueños del Deportivo también se deslizan por Europa, pero con las obligaciones domésticas prácticamente cumplidas. El triunfo pone a salvo el puesto del Depor en la Liga de Campeones para la próxima campaña. Siempre, claro está, que no gane la actual. Por lo visto ayer, la fe en sí mismo la tiene en su punto máximo.

Quique Álvarez agarra a Tristán cuando el deportivista se disponía a tirar.
Quique Álvarez agarra a Tristán cuando el deportivista se disponía a tirar.ÁNGEL SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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