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Entrevista:GASPAR LLAMAZARES | Candidato de Izquierda Unida | ELECCIONES 2004

"Si el PP se agarra al terrorismo es que no las tiene todas consigo"

Carlos E. Cué

Tras lograr la pacificación de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares (Logroño, 1957, aunque vivió en Asturias hasta que le hicieron coordinador de IU) se presenta por primera vez como candidato a unas elecciones en las que parece conformarse con lograr un moderado crecimiento en votos.

Pregunta. ¿Cómo ve el desarrollo de la campaña?

Respuesta. Es de bajo perfil, porque así lo ha querido el PP. Ahora intenta agarrarse como un clavo ardiendo a la política antiterrorista y a la unidad de España. Eso quiere decir que no las tiene todas consigo. Se ha esfumado el reparto inicial, en el que la parte dura era Aznar, ese Nostradamus que apela al miedo, y la blanda, Rajoy. Es un candidato gris. No tiene fuelle y por eso ahora se apunta al mensaje de Aznar: 'yo o el caos'.

"Hemos cometido errores. No hemos sabido rentabilizar la crítica social"
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P. Eso funcionó en 2000.

R. Ya no. Aznar está exagerando incluso su propio personaje. Tiene unos delirios de megalomanía inexplicables, como lo de compararse con Carlos V [en la entrevista con el diario Le Monde] porque él también se retiró. Le puede la soberbia. Ya se vio con la boda en El Escorial o el asalto a las cabras de Perejil. El emperador deja a su heredero lleno de hipotecas. La principal es que no se ha ganado el puesto, como Zapatero o yo, sino que le ha colocado su jefe.

P. ¿Qué campaña tendríamos sin la polémica de Carod?

R. El PP se habría inventado cualquier cosa. Carod pone en bandeja el argumento de la España unida frente al caos, pero si no se hubieran agarrado al plan Ibarretxe. O habrían utilizado los aniversarios de los atentados terroristas.

P. ¿Cómo puede responder la izquierda a este asunto?

R. El PSOE sale a la defensiva. Durante una época le dejó este asunto al PP, que lo monopolizó, y ahora es demasiado tarde. Los socialistas hicieron el Pacto Antiterrorista pensando que neutralizaba el debate. Pero el PP no cumple los compromisos. El PSOE sale ahora defendiendo su españolidad, cuando es obvio que no es necesario. El PP tiene además el monopolio de la coacción.

P. ¿Han logrado esquivar ese asunto en la campaña?

R. Para nada, lamentablemente. El PP logra dar la imagen de una izquierda caótica e insolvente. Porque el viejo argumento de que el que no está con ellos es amigo de los terroristas ya no funciona. Pero sí logra que mucha gente asuma la idea de que el pluralismo no es bueno porque lleva al caos. Los socialistas están a la defensiva. También cuando Zapatero dice que sólo gobierna si es el más votado, que lo hará en solitario... ¡Pero si ha marcado ya hasta sus ministros! El PSOE no para de poner puertas al campo, demuestra impotencia.

P. ¿Esa actitud del PP sirve para movilizar a su electorado?

R. Yo creo que están sobreactuando. Ése es su gran peligro. De hecho se ha hecho un llamamiento a los leñeros del PP para que bajen el diapasón. A veces saturan. Por eso intentan luego moderar los mensajes apocalípticos de Aznar, Trillo, Valdecasas o Acebes. No es creíble cuando aparece como el único partido que defiende la Constitución y la democracia.

P. Con ello anima al voto de ERC y otros partidos nacionalistas que también le quitan voto al PSOE e IU.

R. Es un efecto colateral. El principal objetivo del PP es presentarse como el partido que garantiza la unidad y el orden. Lo que le importa es el resto del Estado, aunque suba el PNV, ERC o quien sea. El PP no juega a largo plazo. Es táctico, propagandístico. Como los empresarios de su órbita, busca el mayor beneficio en el menor tiempo posible. Y luego, Dios dirá.

P. ¿Estos grandes debates no dejan completamente fuera de juego a IU?

R. Hay una pulsión bipartidista casi enfermiza en el país. Y eso distorsiona la representación democrática. Lo único que logran es aplazar los problemas. Para resolverlos hay que integrar la pluralidad, sobre todo la de los nacionalistas. Llevan desde el inicio de la transición buscando un modelo anglosajón para la política española, pero no les sale. La sociedad es muy plural, aunque eso aparezca como un problema y no como una riqueza. Tendrán que asumirlo algún día.

P. Ese bipartidismo hace que IU baje pero los nacionalistas suban.

R. Porque el sistema electoral y mediático nos destroza. Los nacionalistas tienen su propio espacio en la prensa local y les beneficia la Ley D'Hont.

P. ¿Por qué han centrado la campaña en ataques al PSOE?

R. Nuestro rival es el PP. Pero claro, en la confrontación con ellos ya se nos espera, y no es noticia. Teníamos que marcar las diferencias con el PSOE, pero en esta última fase lo dejamos en segundo plano.

P. ¿Esos ataques estaban previstos o responden a esas llamadas al voto útil de González e Ibarra?

R. Ya me habían comunicado que iban a diferenciarse de nosotros. Eso es lógico. Me insinuaron que harían un giro al centro. Pero lo que no podemos tolerar son las llamadas al voto útil. González e Ibarra nos han hecho un favor, porque recuerdan lo peor del pasado del PSOE. La gente sabe para qué se usó el voto útil hace años.

P. ¿Le avisaron de lo que iban a decir?

R. Sí, pero no esperaba esta dureza. Les comentamos que creíamos que era un error lo de que Zapatero no gobernará si no es el más votado, porque desmoviliza a la izquierda. Pero nunca creí que llegaran tan lejos. De hecho, Zapatero reconoce que se han pasado. Pero lo importante no son los buenos deseos de José Luis, sino lo que aparece en los medios de comunicación. Nosotros le decimos a nuestros votantes que somos la oposición sin pacto ni concesiones, y que no coqueteamos con el centro, que queremos hacer políticas de izquierdas de verdad.

P. ¿Se ha roto esa unidad de la izquierda que parecía recuperada?

R. Eso depende de la realidad política. Contra la revolución conservadora estamos todos. Esto no es más que una estrategia electoral. La sociedad española le impondrá al PSOE la unidad de la izquierda. Como hizo con Maragall.

P. ¿Qué puede pasar si el PP obtiene la mayoría absoluta?

R. Pues que aumente la precariedad y la indefensión de los trabajadores. Se incrementará la división entre el centro y las comunidades autónomas. El PP cree en ese modelo del 'divide y vencerás' que propugna George Bush.

P. ¿Rajoy será más moderado que Aznar?

R. Forma parte del proyecto del PP esa concepción patrimonial del Estado y de la economía. Es un proyecto extremista que Rajoy continuará. Sus aliados son la extrema derecha norteamericana o los Legionarios de Cristo. Si el PP se fuera de verdad al centro, perdería el voto de la extrema derecha, y se formaría un partido como en los demás países europeos. No lo van a permitir.

P. ¿Y por qué ha calado tan hondo el PP en la sociedad?

R. Ha sufrido un importante desgaste. Pero su salvoconducto, su tabla de salvación, fue la crisis de la Asamblea de Madrid. Hay una base, que es la estabilidad económica, pero el plus se lo da Madrid. Frustró una corriente crítica que había surgido y que llevaba directamente al fin del PP. Y eso no se debió precisamente a Izquierda Unida.

P. Y Carod Rovira pone la puntilla.

R. Pues sí. Se estaba recuperando ese nexo entre crítica social y política y se vuelve a romper. Pero eso ya está amortizado.

P. Si es cierto, como dice usted, que el PP gobierna para unos pocos, ¿por qué le votan más de 10 millones?

R. El crecimiento de la economía le ha permitido cierta hegemonía en sectores de las clases medias e incluso entre trabajadores, porque ha sabido explotar muy bien los conflictos con los nacionalistas y sobre todo la política de la inmigración. El PP es un gran experto en la política de utilización de las vísceras a través de la propaganda.

P. ¿Y la izquierda no ha sabido parar esa llamada a las vísceras?

R. No. Hemos cometido errores. No hemos sabido rentabilizar la crítica social. Además se ha pretendido sacar esas cuestiones del debate político. Y ahí el PP ha demostrado que es un partido depredador, y tiene una potencia mediática inmensa. Se le ha minusvalorado como partido. Eso no se puede enmendar ahora precipitadamente en campaña.

P. La solución que proponen ustedes es darles el derecho de voto a los inmigrantes.

R. Eso es lo que ponemos de forma visible para que llegue el mensaje, como la idea de que los políticos lleven a sus hijos a la escuela pública. Pero nuestro modelo es más complejo. Se basa sobre todo en políticas laborales que eviten esa competencia terrible a la baja entre inmigrantes y españoles. Queremos una mejora del Estado social para integrar a la inmigración. El Partido Popular sabe que la sociedad acabará siendo multicultural, pero ahora le interesa rentabilizar el racismo. No le importa tener que hacer tres leyes. Sabe que tanto en eso como en la política de seguridad, la derecha siempre tiene un plus. Por eso creo que el PSOE se equivocó cuando hizo de la seguridad el tema central de las municipales, después de que la izquierda francesa perdiera así las elecciones. El PP es el partido de la porra para los ciudadanos.

P. ¿Cuál sería el debate ideal de la izquierda?

R. El del modelo social. Pero el PSOE lo niega cuando muestra su política fiscal liberal. Nadie cree en la cuadratura del círculo de menos impuestos, más servicios.

P. ¿Por qué la guerra queda en segundo plano en la campaña?

R. El PSOE lo intentó, pero el error de Carod lo abortó todo. Precisamente cuando más era evidente la mentira. Podría haber sido un tema estrella.

P. Proponen legalizar las drogas, el aborto, la eutanasia, que los militares puedan sindicarse... ¿quieren provocar?

R. No tenemos posibilidad de hacer largas argumentaciones. Tenemos pocos segundos en televisión. Puede ser una simplificación, pero es la única forma de aparecer y generar algo de debate. Y lo logramos.

P. ¿Si no hay mayoría absoluta, qué hará IU?

R. Hablar con todo el mundo, no sólo con la izquierda, para colocar un valladar e impedir que gobierne el PP.

P. Zapatero ya le ha dicho que no hay nada que hacer.

R. Los que deciden son los ciudadanos, no el secretario general del PSOE. También lo dijo Maragall, y luego perdió votos y diputados, pero gobierna. Lo que se dice en campaña no vale. También nosotros en el País Vasco queríamos entrar en el Gobierno con el PNV y el PSE. No pudo ser.

P. Zapatero no quiere ministros de IU. ¿Le darían su apoyo sin entrar en el Gobierno?

R. Negociaremos la cuestión programática. Si quiere un Gobierno inestable, al estilo suizo, allá él. Nosotros queremos tener ministros. Nos gusta Exteriores, Política Social, Medio Ambiente o Educación.

P. ¿Su expectativa electoral es repetir?

R. No, mejorar.

P. ¿Confía en recuperar algún día ese 11% que llegó a tener Julio Anguita?

R. No me lo planteo. Queremos situarnos en torno al 7%, con un fuerte grupo parlamentario de 12 diputados. Nuestro espacio social está en torno al 20%. Queremos ocuparlo poco a poco, sin grandes saltos en el vacío. La política es muy compleja. De momento debemos consolidar nuestras posiciones. Frente a un PP con mayoría absoluta y un PSOE en crecimiento, lograr ese refuerzo no es poco. Y más si miramos el panorama europeo, donde muchos compañeros de la izquierda alternativa tienen problemas. Debemos trabajar en la renovación del proyecto.

P. ¿Cuál es la clave para que puedan crecer?

R. El voto joven. El mundo de la antiglobalización que está alejado de la política. Tenemos que saber transformar la protesta en propuesta.

P. ¿Repetir es un buen resultado?

R. No es lo que deseo, sería moderado.

P. ¿Teme que le comparen con Julio Anguita?

R. Es una referencia muy importante de la izquierda, pero somos muy distintos. Ahora hay una nueva etapa, pero yo no necesito criticar la anterior para consolidar mi liderazgo. Él tenía mucho carisma en la vida política y dentro de la organización. Se vinculó a la defensa de posiciones éticas en un momento muy difícil para la izquierda. El papel de IU hoy es otro. Nos enfrentamos al PP y además estamos en muchos Gobiernos.

P. ¿Se han hecho pragmáticos?, ¿han olvidado el programa, programa, programa?

R. Es que en aquel momento estaba en peligro la ética de la izquierda. No olvidamos el programa, pero se antepone el objetivo político de echar al PP. Cuando logremos ese nuevo escenario, que es la prioridad, nos centraremos en el programa.

P. Tienen mejores encuestas en zonas con influencia nacionalista, como Euskadi, Navarra, Cataluña o Valencia, que en Andalucía. ¿Por qué?

R. Eso es una cuestión de cocinas de encuestas. En general, estamos mejorando en ámbitos urbanos. En Córdoba o Sevilla pasará lo mismo que en Bilbao: subiremos. Lo que pasa es que sacar un diputado es muy difícil. Pero no hay grandes variaciones en función del territorio.

P. ¿En Málaga o Granada se entiende el federalismo de libre adhesión del que habla Madrazo?

R. No influye para nada en el resultado final. Se ha diluido en estas elecciones. Incluso en las entrevistas tengo que ironizar 'oiga, ¿no me va a preguntar por el tema vasco?'. IU ya no es el ogro, el amigo del nacionalismo. Nosotros ya pagamos esa factura.

Gaspar Llamazares, durante la entrevista.
Gaspar Llamazares, durante la entrevista.LUIS ALBERTO GARCÍA

CARNÉ DE IDENTIDAD

Gaspar Llamazares. Iba para médico y llegó a ejercer, aunque su vocación era la política desde los tiempos de la universidad. De ahí le queda un tono profesoral en su discurso, y allí conoció a su mujer, psiquiatra. Estudió un año en Cuba, donde palpó el comunismo real. Como casi todos los dirigentes de IU, fue fiel escudero de Julio Anguita en los tiempos más duros. Pero ahora, poco a poco, se aleja de su estela y va creándose una figura de líder. Su obsesión por salir en los medios le llevó a plantear una queja formal porque no tenía guiñol de Canal +. Ya hasta firma autógrafos en los mítines. Apenas tiene aristas: no bebe alcohol, no fuma, no trasnocha. Lee mucho y de todo, aunque prefiere novela negra y poesía. La última película que le gustó es El pianista. Acaba de leer El movimiento del Caballo, de Andrea Camilleri.

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