Todo sigue fluyendo

Hace veinte años, Emilio Fernández de Pinedo e Idoia Ayestarán comenzaron una andadura artística que hoy se llama Panta Rhei, una referencia imprescindible del teatro familiar en el País Vasco. Poco queda de la provisionalidad de aquella cooperativa que se llamó Órdago y en la que confluyeron los espíritus más activos de la Vitoria escénica de principios de los ochenta. Sí se mantiene el interés por un teatro iconoclasta, que aporta una investigación tanto en la forma como en los contenidos de piezas memorables como El rey Volteretas, Kattalin o Helen.

Panta Rhei no nació especializada. Tras disolverse Órdago, el objetivo de la compañía que crearon Ayestaran y Fernández de Pinedo era el de la fidelidad a su nombre, tomado de la famosa frase del filósofo presocrático Heráclito (544-484 A.C.) "todo fluye". "Pretendemos siempre evolucionar desde los supuestos de la vanguardia, introduciendo todo tipo de lenguajes escénicos, aunque fundamentalmente somos actores", comenta Ayestarán al recordar su primer espectáculo, Aquellos polvos, pura imagen y movimiento continuo inspirado en el grabado homónimo de Goya.

Abrir un centro de investigación y una sala figuran entre sus planes

"Fue un éxito en los principales teatro de España, pero también nos obligó a revisar los conceptos de flexibilidad y cercanía, porque podía gustar en Bilbao o Madrid, pero, ¿en Berantevilla o Maeztu?", reflexiona. El siguiente paso sería una revisión de Ubu rey, de Alfred Jarry, bajo el título La pícara revuelta, en la que aparecen ya los títeres, con ese uso peculiar que Panta Rhei hace de ellos al enfrentarlos a los propios actores.

Las inquietudes se mantienen en su siguiente apuesta, una trilogía sobre la mente popular vasca, con diversidad de fuentes y procedimientos. Si Jaun de Alzate parte de la obra de Baroja, Anbotoko dama es teatro de calle basado en el Carnaval, mientras que Brujas de Zugarramurdi apuesta más por la fusión de actores y muñecos.

Con este montaje llega la primera década sobre el escenario y el cambio de trayectoria motivado en buena parte por la propia vida de los miembros del grupo. "Empezamos a tener hijos los distintos miembros de Panta Rhei y con ello llega una preocupación por el teatro para niños", dice la actriz. Montan entonces El rey Volteretas, inicio de una reinterpretación de los cuentos populares desde una voluntad didáctica que tendrá su expresión más certera en las tres producciones que mantienen actualmente en cartel: Kattalin, Beltzitina y Helen.

Con ésta última comienzan en breve una gira por Cataluña. Homenajea a Hellen Séller, una joven ciega, sorda y muda que logró aprender a hablar, leer y escribir, acabó su carrera universitaria y mostró a la Humanidad que los discapacitados podían ser independientes. Aquí se muestra en su máxima expresión la última incorporación de Panta Rhei, la voluntad pedagógica, con una doble lectura, para niños y adultos. Pero, todo fluye, y los proyectos no dejan de surgir: sobre la mesa, la apertura de una sala de teatro y un centro de investigación dramática.