El Villarreal hace valer su pegada ante un Málaga poco efectivo
Hay factores que distinguen a los equipos grandes o que quieren serlo de los que están en un peldaño inferior, a los conjuntos que sobreviven en los malos momentos y que ganan en un instante de inspiración: la pegada. El Villarreal la posee y por ello se quedó ayer con los tres puntos tras un primer tiempo horroroso, dominado por completo por un Málaga atrevido desde la misma alineación y el planteamiento, pero al que su dominio en el primer acto le resultó yermo y lo acabó pagando.
Al Villarreal le bastó meterse de lleno en el encuentro en la segunda mitad tras la rectificación de su técnico, Benito Floro, en su idea inicial de jugar con un solo delantero. Entró Anderson, cambió el dibujo y se aclaró el nublado panorama para el conjunto castellonense. Marcó Arruabarrena y lo hizo también Anderson con la plasticidad que caracteriza a algunos de sus goles. Y el Villarreal espantó, de paso, a uno de sus fantasmas, a un Málaga que siempre le ha resultado indigesto y al que, junto al Madrid, jamás había podido vencer en la Primera División.
VILLARREAL 2 - MÁLAGA 0
Villarreal: Reina; Venta (Anderson, m. 46), Quique Álvarez, Ballesteros, Arruabarrena; Martí, Battaglia; Belletti, Riquelme, Guayre (Coloccini, m. 81); y Víctor (Roger, m. 89).
Málaga: Calatayud; Josemi, Fernando Sanz, Litos (Leko, m. 77), Rojas; Manu (Pocho, m. 63), Miguel Ángel, Gerardo, Duda; Canabal y Diego Alonso.
Goles: 1-0. M. 66. Arruabarrena culmina una jugada de Guayre.
2-0. M. 82. Anderson, de vaselina.
Árbitro: Puentes Leira. Amonestó a Litos, Belletti, Rojas, Quique Álvarez y Sanz.
Unos 16.000 espectadores en El Madrigal.
La cosa olía mal para el Villarreal, al que le faltó fluidez en la primera mitad. La presión de los puntas a los centrales amarillos, la espesura de Martí y Battaglia en la creación, el excesivo ralentí de Riquelme en la ejecución del pase y la poca participación de los jugadores de las bandas, Guayre y Belletti, auguraba un oscuro devenir. El ataque combinativo que pretende Floro se diluía ante el buen planteamiento del Málaga, que llevó el peso del encuentro en el primer acto, cada vez más crecido, pero que sacó poco rédito de su solvencia.
Era lógico pensar que algo tenía que cambiar en el Villarreal. Floro introdujo a Anderson, un delantero con todas las letras, por un defensa, Javi Venta. Víctor tenía ya un socio, alguien con quien al menos poder dialogar, aburrido y aislado como se encontraba en la primera mitad. Algo cambió, la ambición del Villarreal ante cierta resignación del Málaga. Y de ella sacó provecho el grupo de Floro. Hizo valer su pegada.
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