Historias de paz
Benicàssim clausura, este fin de semana, el Festival de la Pau y la muestra de teatro Reclam
¿Qué se puede esperar de alguien a quien presentan como "artista surreal, poeta artesano neoprimitivo y alfil de memoria teatral"? Sin duda, que sea capaz de crear obras que escapan de lo habitual, rozan lo espiritual y que, en este caso, el de Antonio Catalano y sus "mundos sensibles", son escrutadas por la mirada infantil, capaz de ver cosas que a la inmensa mayoría de los adultos (entre las excepciones se encuentra al artista), no le están permitidas. De la paz, de la sencillez, el humor y la imaginación, se alimentan y construyen los "armarios" y las historias que Catalano cuenta a los niños mientras hace sonar su bandoneón. Viéndolo, parece que hacer reír fuera simple; como entrar en una caja de madera y sentirse sumergido en un mar que añadir a una lista de viajes imaginarios. Como soplar a una hilera de pequeños palos que se inclinan bajo la fuerza del aliento infantil, o transformar panes en "fragmentos de nube" o en el "río Tajo desbordando".
Los recursos del artista parecen no tener límite en la corta distancia, en la recreación de su pequeño teatro de las maravillas donde se leen libros que no contienen palabras sino una gama de colores que van del "azul al azuuuul", en el que ramas y hojas componen esculturas, los animales fantásticos habitan en armarios y los barcos de papel sufren impetuosas tormentas con olas formadas por folios arrugados, aunque él lo llame "museo sentimental del mar".
Catalano muestra sus mundos dentro de la décima edición del Fespau (Festival de la Pau i l'Amistat dels Pobles), recuperado este año en Benicàssim tras un período de ostracismo que coincidió con gobiernos populares. El Fespau se ha completado con conferencias, cine, talleres y música. El punto y seguido lo pondrá hoy el cuarteto vocal cubano Gema 4, que prestó sus voces a obras de Ry Cooder o el Buenavista Social Club, entre otros. Ofrecen en su repertorio, titulado Suavecito una mezcla del mejor repertorio tradicional de la isla: son, guaracha y bolero mezclados con toques de soul, y jazz. Antes, en coherencia con el espíritu del festival, se leerá un manifiesto en contra de la violencia de género.
Pero además, la obra de Catalano servirá, junto a la representación, mañana, de La Stravagante, para clausurar la edición del certamen de teatro Reclam, que organiza la Universidad Jaume I, con el fenómeno de Shakespeare como figura central. La condición humana, los sentimientos que generan odios y guerras. En definitiva, la muestra de los perjuicios de las rivalidades y los beneficios de la concordia que el Reclam marcó, de la mano de Pep Cortés y su Ra-ta-ta-tatá, con la ironía como única arma y que mañana subrayará con una obra que mezcla poesía y artes de clown para retornar, una vez más, a los mundos de la infancia, donde la paz es una certeza. Durante la interpretación de La Stravagante tendrá lugar otro acto cargado de simbolismos: un homenaje a la ONG Pallasos sense fronteras que consistirá en la recogida no de firmas sino de risas destinadas a formular la petición, muy seria aunque no lo parezca, de que la Risa, con mayúsculas, sea declarada Patrimonio de la Humanidad.
Historias de paz, de artistas, payasos, estudiosos y cineastas, -el festival incluía la proyección de Bowling for Columbine, de Michael Moore- para recuperar una iniciativa que, como señala el alcalde de Benicàssim, Francesc Colomer, "nació, desplegó sus alas y, después de nueve temporadas, fue abatido en el punto más bello de su digno vuelo".
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