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Reportaje:

El rey de las cumbres

Juanito Oiarzabal logra su 19º 'ochomil', supera al mítico Messner e iguala el récord del sherpa Ang Rita

Juan Oiarzabal (Vitoria, marzo de 1956) lidera desde ayer las ascensiones mundiales a las cumbres superiores a los 8.000 metros. El alpinista vasco coronó el Cho Oyu, de 8.201 metros, por la ruta normal de la vertiente tibetana, sumó su 19º ocho mil y superó, con una cima más, al italiano Reinhold Messner (Tirol, 1944), un mito viviente del alpinismo y el primer montañero en completar la colección de las 14 montañas más altas del mundo en 1986. Trece años después, Oiarzabal entró en la colección en el sexto lugar.

Al montañero vitoriano, sin embargo, le falta otra subida a un gigante para conseguir el récord mundial. Por ahora, y con su repetición al Cho Oyu -la tercera- el vasco se conforma con compartir el liderato mundial con el ya anciano sherpa Ang Rita, autor de 10 ascensiones al techo del mundo, el Everest.

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Pero puede ser cuestión de días, a lo sumo una semana, que Oiarzabal llegue a los veinte ascensos y ponga el listón todavía más alto. Tras alcanzar ayer en solitario la cima del Cho Oyu, el alpinista anunció, en comunicación vía satélite con Radio Vitoria, su intención de volver a repetir la ascensión en compañía de su amigo Gumersindo Ibañez, presidente del Club de Montaña Gasteiz.

Gumer Ibañez, un caminante sesentón apasionado de la montaña, fue quien animó a Oiarzabal a volver al primer ocho mil que conquistó hace 18 años. Desde hace tiempo que Gumer, uno de sus compañeros en las largas caminatas por el Pirineo, soñaba con ascender a una de las grandes montañas del planeta. Y confío a Oiarzabal que le guiara cuando tuviera tiempo en su apretada agenda de deportista, conferenciante y líder mediático del grupo de aventureros del programa de Televisión Española Al filo de lo Imposible. Y Juanito, que conserva su imagen de bonachón, cumplió su palabra. Así fue como el alpinista decidió ejercer de guía de una expedición comercial con el reto de que su compañero pudiera cumplir el sueño de hollar el Cho Oyu. Ayer, Gumer no lo consiguió y tuvo que refugiarse en una campo de altura intermedio entra las cotas 6.000 y 6.500 metros. Oiarzabal iba con él, pero al ver que tenía posibilidades de atacar la cumbre, no lo dudó y se fue para arriba, tras cerciorarse de que su amigo no corría peligro y estaba en un buen refugio. Fue una noche larga, como las otras 18 anteriores en que Oiarzabal atacó la pirámide final de los gigantes. Al filo de las 6.30 horas, Oiarzabal llegó a la cima, en solitario, pero con las pilas aún cargadas para iniciar el descenso con seguridad. "He tenido que abrir yo solo la huella en la nieve en la parte final, por lo que las condiciones de la ascensión han sido un poco duras y diferentes a las del pasado año, cuando hice la segunda ascensión a esta montaña con la guipuzcoana Edurne Pasabán", comentó con la voz entrecortada el alpinista en una conexión en directo con Radio Vitoria. "Pero estoy feliz y contento". Oiarzabal permaneció cerca de media hora en la cima disfrutando en solitario de uno de los miradores más altos del mundo.

Oiarzabal superó ayer a Messner, pero Juanito -como se le conoce en el mundo del alpinismo- no aspira a recibir los honores del tirolés, considerado el alpinista más grande de los últimos treinta años. Quizás, eso sí, se muestre orgulloso de superar su currículo. El primer español y sexto del mundo en completar la colección de los ocho mil, hace cuatro años, no piensa parar.

Todo los contrario que Messner. Cuando el tirolés terminó su carrera ochomilista, le prometió a su madre que nunca más volvería a un gigante del Himalaya. Tras fracasar, a finales de los ochenta, en la brutal escalada a la hasta entonces inaccesible pared sur del Lhotse, de 8.516 metros -un muro casi vertical de 3.000 metros-, Messner se retiró de las alturas y cumplió su promesa, hasta que en 2000 intentó sin éxito una nueva ruta en el Nanga Parbat (8.125 metros).

Oiarzabal, en cambio, ha seguido enganchado a los ochomiles, consciente de que si no puede competir con el grado de dificultad de Messner -fue el primero en completar los 14 ochomiles sin oxígeno y por rutas no habituales- sí podrá superarle en el número de objetivos. Oiarzabal ha convertido su ocio en profesión: "Cuando mi edad me impida ascender a una de las cumbres más altas, subiré un sietemil o un se

is mil, y cuando no pueda, los Pirineos, y después los montes vascos, que desconozco en su mayoría", sentenció cuando consiguió las 14 cumbres más altas.

Oiarzabal, en el Annapurna el 29 de abril de 1999.
Oiarzabal, en el Annapurna el 29 de abril de 1999.EFE

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