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Crónica:GOLF | Open Británico
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un novato gana la lotería

Ben Curtis, un desconocido estadounidense de 26 años, se aprovecha de los fallos ajenos en el difícil campo de Sandwich

El niño se hizo mayor, pero no fue Sergio García, que acabó perdiéndose en los terribles greenes del Royal St. George de Sandwich. Fue Ben Curtis, un desconocido novato estadounidense de 26 años, quien dio la gran sorpresa. Incluso a los sesudos entendidos de golf les costaba entender cómo un jugador que sólo había sido 13º este año en el Western Open, el 6 julio, su mejor resultado en su debú este curso en el circuito americano, y de donde sacó una de las ocho plazas para jugar el Open Británico, podía haber ganado. Sin más palmarés, porque a sus 26 años empezó hace tres como profesional, pero no logró la tarjeta hasta esta temporada. Lo ocurrido ayer, y desde el jueves, en el torneo, simplemente confirmó lo complicado que es el golf y mucho más si se juega en un campo de otros tiempos, donde irse fuera de las calles supone perderse entre hierbas de metro y medio, y alcanzar cualquier green no es garantía de nada, porque sus caídas pueden hacer fallar putts teóricamente infallables en otros campos. Y, además, porque desde la tempestad con lluvia incluída del primer día a las rachas cambiantes del último, el viento ha sido otro protagonista destacado para influir en cada golpe. No sólo valía tener calidad esta semana en el torneo, sino suerte, paciencia y relajación. Justo la que tuvo un ganador que no tenía nada que perder.

Se crió en una casa al lado del hoyo 18 de un campo de golf donde trabajaba su padre

Curtis fue el primero de todos los participantes en llegar a Sandwich para entrenarse. Lo hizo el sábado día 12. No podía dejar pasar la oportunidad de disfrutar todos los momentos. Curiosamente nació en Kent, en el estado de Ohio, y llegaba al condado inglés ancestral del mismo nombre. Otro sueño hecho realidad para el niño que se crió en una casa al lado del hoyo 18 de un campo de golf donde trabajaba su padre. Éste, una noche, cuando Ben tenía cinco años, le acostó y al ir a comprobar que dormía, no estaba. Tras el susto, le encontraron en el putting green de la oficina del campo. Practicaba con pijama y patucos.

Ayer no tenía demasiadas esperanzas de que la experiencia cambiara su vida. La personal iba a variar pronto, porque tenía previsto casarse en septiembre con su novia, que le acompañaba y que ahora, tras llenarse de besos con su novio en la gloria, no le importará tener menos tiempo libre para los preparativos como tenían pensado. Ben sólo quería jugar bien y pasar el corte, pero tras clavar dos recorridos de 72 golpes, sólo uno por encima del par en un campo tan complicado, comprobó que todo podía suceder. Al menos, hacerse ver para garantizarse próximas invitaciones a torneos.

Ya había cumplido, pero jugó con un desparpajo tan espectacular, que hizo el tercer recorrido en 70 golpes, lo que le permitió seguir en la nube. Se colocó en el grupo de los aspirantes al triunfo, igualado con Tiger Woods y Sergio García, y sólo por detrás del líder danés, Thomas Bjorn, y de su otro prestigioso compatriota, Davis Love III. La máxima de que cualquier estadounidense, aunque desconocido, es siempre un enemigo de cuidado en golf, se cumplía. Que se lo digan a un tal Tom Watson, su compatriota, único precedente del triunfo de un desconocido. Ganó en 1975 como principio de una carrera deslumbrante que aún le lleva a terminar ayer el torneo, cerca de los 54 años, a seis golpes de quien podía ser su hijo. Todo un ejemplo a seguir.

Curtis, muy sólido, empezó ayer alternando birdies cada tres hoyos (1, 4, 7), y al repetirlos seguidos (9, 10, y 11) se puso ya líder, por delante de Bjorn. Quedaban los hoyos finales, los más complicados, y la presión le aflojó tanto que hizo cuatro bogeys y sólo en tres hoyos acabó con el par. La ayuda de su caddie británico, Andy Sutton, a quien dio las gracias, ya ni servía. Pero le bastó. Llevaba mucha ventaja y los demás aún cometerían errores. El Niño se había descolgado mucho antes y a Tiger Woods, de nuevo le faltó precisión en los putts. De nada le sirvieron cuatro birdies, estropeados con otros tantos bogeys, decisivos los últimos en los hoyos 15 y 17. Davis Love III amenazó, pero no concretó. Como el experto fiyiano Vijay Singh, que hizo un gran recorrido -70, por 69 de Curtis-, pero acabó segundo empatado con el que parecía más de hielo y seguro: Bjorn. La maldición europea que destrozó al francés Jean Van de Velde en el agua en 1999, condenó ayer al danés en la arena de un bunker del hoyo 17. Necesitó tres golpes para sacar la bola y el desgraciado doble bogey, le hundió. Era el día del novato.

Clasificación: 1. Ben Curtis (EE UU), 283 golpes. 2. Thomas Bjorn (Din.) y Vijay Singh (Fiyi), 284. 4. Davis Love III (EE UU), Tiger Woods (EE UU), 285. 6. Brian Davis (RU), F. Jacobson (Sue.), 286. 8. N. Faldo (RU), N. Perry (EE UU), 287. 10. G. Evans (RU), S. García, R. Goosen (Sur.), H. Otto (Sur.), Ph. Price (RU), 288.

Ben Curtis, abrazado a su novia, Candace Beatty, tras el triunfo.
Ben Curtis, abrazado a su novia, Candace Beatty, tras el triunfo.ASSOCIATED PRESS

El Niño pierde los 'putts' y la sonrisa

Sergio García empezó mal, con un bogey, y también a perder la sonrisa y relajación de los dos días anteriores cuando sólo pudo salvar con apuros el par en los cinco hoyos siguientes. Por delante, se le escapaba el pelotón que aspiraba al triunfo. "Me faltó meter un par de putts y coger el tren", dijo después enfadado. Uno de ellos, muy significativo, en el hoyo 8, le terminó de descentrar. Golpeó la hierba con el palo en un gesto bien distinto a los días anteriores.

Volvió a hacer bogey en el 11 y aunque lo compensó con un birdie en el siguiente ya era tarde. Dos bogeys más en el 15 y en el 16 le alejaron todavía más de su sueño de ganar su primer gran torneo.

"Presentía que podía hacer algo grande, me sentía con muchas posibilidades, más que en ningún otro gran torneo, pero estoy fastidiado. Me da rabia, porque no he jugado para terminar con 74 golpes. He hecho más de los que merecía. No cambiaría nada de mi última vuelta, como me ocurrió en otros torneos grandes. Pero las cosas a veces no quieren salir y no se puede hacer nada".

Sergio necesitó ayer 34 putts frente a 29 de Curtis, por ejemplo, que se embolsó 700.000 libras, 1.150.000 euros por el triunfo. "A pesar de que he tirado buenos putts no he podido meter ni uno", comentó un desencantado castellonense. Al menos, ha recuperado su juego y ahora preparará el US PGA de agosto.

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