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Reportaje:TOUR 2003 | Decimocuarta etapa

Los viejos rockeros siguen con marcha

Los treintañeros tomaron ayer el poder en la etapa y en la general

Carlos Arribas

Eusebio Unzue adopta un tono casi doctoral cuando proclama que el Tour es cosa de viejos. "Cuanto más viejos, más expertos, claro", dice. "Además, se hacen más resistentes, sobrellevan mejor los esfuerzos largos y duros y, por si fuera poco, se recuperan mejor, se adaptan mejor al Tour". Un mal pensado podría sobrentender que la tesis no es más que un argumento en defensa de sus intereses, no en vano su equipo, el iBanesto.com, es el más joven e inexperto del Tour, con cinco corredores por debajo de los 26 años y seis debutantes, pero Unzue, veterano experto él mismo, se adelanta al receloso. "No hay más que ver el resultado de la etapa, quiénes iban por delante", dice. "Y también el Tour, que se lo jugarán tres treintañeros. El ciclismo es asunto de viejos".

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La segunda etapa pirenaica fue, en efecto, una exhibición de los valores positivos asociados a la edad. Fue una etapa de nostálgicos, que si la hubieran oído por la radio, en vez por la televisión, se podrían haber pensado que estaban en un Tour de hace 10 años y no en el Tour del Centenario, que también ha tenido tiempo para exhibir en el escaparate los destellos de un cambio generacional. Fue una etapa que también hizo recordar viejos malos tiempos del ciclismo.

En el trío que se presentó adelantado en la cima del Peyresourde marchaban el inevitable Richard Virenque -que se aseguró a los 33 años casi matemáticamente su sexto reinado de la montaña, igualando a Bahamontes y Van Impe- y el perseverante suizo Laurent Dufaux, de 34 años, dos de las figuras que ponían rostro a aquel exagerado Festina de mediados los años 90 que protagonizó en 1998 el escándalo que más daño ha hecho al ciclismo en los últimos tiempos. No era extraño que estuvieran allí, en una etapa de Pirineos: los dos son hombres Tour, escaladores, cazadores de etapas, gente de oficio.

La presencia del tercero era más extraña. Era Gilberto Simoni, de 31 años, un italiano que ha ganado dos Giros, ha protagonizado su propio escándalo de dopaje -sin compartirlo con ningún compañero- y, gracias a sus innegables dotes de escalador, se ha especializado en decepcionantes papeles secundarios en las carreras transalpinas. Lo que se resume a intentar ganar una etapa, a ser posible prestigiosa, en la Vuelta a España o en el Tour de Francia. Lo que se resume en meterse en alguna fuga lejana e inocua y hacer valer sus cualidades de resistente trepador. En la ronda española ya lo había conseguido un par de veces -en el Angliru y en Abantos, nada menos-, pero el Tour se le resistió hasta ayer. Y a punto estuvo de quedarse con las ganas.

Como Paolo Fornaciari ya no anima al pelotón ni a su equipo con sus versiones de Guantanamera dedicadas a su jefe Di Luca porque éste, el rubio de los Abruzos, se ha retirado, el ambiente no era muy alegre la noche del sábado en el Hotel de France de Pamiers, donde se alojaba el Saeco. Giuseppe Martinelli, el director, estaba tan deprimido que se acercó a Simoni, que se encontraba en la general a hora y media de Armstrong, y le dijo, muy tranquilamente: "Este Tour no estás yendo nada bien. ¿Por qué no abandonas? Te retiras y te preparas para lo que queda de temporada". Pero Simoni, que sólo había destacado este Tour por la variada gama de bicicletas Canondale que había lucido -gris para la montaña, rosa para la contrarreloj, roja para el uso diario-, le respondió: "Dame otro día más, no te arrepentirás".

Y así fue como Simoni salió ayer sintiendo la presión de su promesa y la necesidad de desacreditar a su director, hombre de poca fe. No le quedó más remedio que infiltrarse en la escapada matinal, jugar una partidilla con los viejos conocidos Dufaux y Virenque, y levantar los brazos en la última recta. Y así salvó su Tour, aparentemente, y salvó el Tour de su equipo. Y salvó la tesis de Unzue, que también era importante.

Simoni celebra su victoria en Loudenvielle-LeLouron.
Simoni celebra su victoria en Loudenvielle-LeLouron.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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