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El sindicato mayoritario convoca una huelga general del espectáculo el 8 de julio en Francia

La CGT, sindicato mayoritario en el mundo del espectáculo -teatro, danza, música y cine- en Francia, ha convocado para el próximo 8 de julio, fecha de la inauguración del Festival de Teatro de Aviñón, una "huelga general reconducible". El motivo de la misma es protestar contra el proyecto acordado entre la patronal y tres centrales sindicales minoritarias -entre las tres representan un 10% de un sector- para modificar el régimen social de los trabajadores temporales del espectáculo, que en 2002 eran en Francia unos 135.000.

Si el vecino festival lírico de Aix-en-Provence ya ha suspendido los tres primeros días de representaciones y asumido una pérdida de un millón de euros como mínimo, el de Aviñón aún puede esperar un milagro. "Los técnicos que estaban montando las instalaciones de los distintos escenarios de Aviñón han vuelto al trabajo de manera que, el día 8, todos los teatros estén en condiciones de funcionar", explicaba ayer un portavoz del festival, "pero el día 7 habrá una gran reunión de técnicos y artistas en el Claustro de los Celestins [uno de los marcos clásicos del certamen] y ahí se decidirá si se mantiene o no la convocatoria de huelga general para el día siguiente".

Para la alcaldesa de la ciudad, Marie-Josée Roig, estamos ante una amenaza de "catástrofe económico-cultural". Para bares y comercios ligados al turismo estacional, la suspensión del festival equivaldría a perder el 40% de sus ingresos anuales. En Aix-en-Provence, el director del festival, Stéphane Lissner, al anticiparse a la huelga de los temporales, puede ahora proponerse "como mediador para hacer propuestas positivas". Lissner, en compañía de Bernard Faivre d'Arcier, su homólogo de Aviñón, quiere "coordinar las iniciativas que eviten hundir los festivales". De momento, Aix espera ponerse en marcha a partir del día 5.

El sistema de protección social de los trabajadores temporales permite la supervivencia trabajando un promedio de cuatro meses y una semana al año por una remuneración anual que depende, en un 40%, del subsidio de paro. El desmesurado crecimiento del número de temporales provocado por el recurso sistemático de las empresas a ese estatuto laboral que les ahorra el tener que pagar la mitad del salario ha hecho que el déficit del régimen especial ronde los 830 millones de euros.

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