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Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

El pulmón verde de la ciudad

Comienza en Huelva la restauración ambiental del Parque Moret y su entorno

La historia del Parque Moret se remonta dos siglos atrás, cuando los vecinos de Huelva comenzaron a frecuentar los parajes arbolados que se situaban en el entorno del Santuario de Nuestra Señora de la Cinta, patrona de la ciudad. Así nació, en 1905, el Paseo del Conquero, germen del que, cinco años después, sería el Parque Moret, una amplia zona verde que, a pesar del intenso uso público que registró, terminó condenada al abandono a partir de los años cuarenta y finalmente desapareció al construirse sobre ella, en 1964, la Ciudad Deportiva.

A pesar de esta pérdida, el entorno del parque se mantuvo libre de la corriente urbanizadora que iba extendiéndose por toda la ciudad, hasta el punto de que este sector, junto a los Cabezos del Conquero y un conjunto de primitivos huertos, terminó por convertirse en un verdadero oasis de naturaleza en mitad de la urbe. De esta manera, la zona más alta de la ciudad conserva una amplia parcela (de algo más de 72 hectáreas), libre de edificaciones, territorio que una plataforma ciudadana comenzó a defender hace ya una década.

La Plataforma Parque Moret-Pulmón Verde de Huelva, en la que participan una treintena de colectivos e instituciones de la ciudad, consiguió, en 1997, un amplio consenso de los diferentes grupos políticos representados en el Ayuntamiento, de tal manera que éstos se comprometieron a preservar esta zona singular e iniciar los trabajos para restaurarla y convertirla, de nuevo, en un espacio destinado al recreo de los ciudadanos. Por fin, este año han comenzado a darse los primeros pasos para adecuar la zona que rodeaba al primitivo Parque Moret.

Este sector, situado en la zona noreste de la ciudad, está formado por algunas manchas arboladas y zonas de matorral que crecen en las colinas, junto a frutales y huertos diseminados por las vaguadas y llanuras. Asimismo, se conservan algunos túmulos funerarios datados en el siglo VI a. C., lo que añade valor histórico y cultural a la zona.

Los Cabezos del Conquero, que se levantan al oeste, están formados por laderas que descienden hacia los barrios que lindan con el Paraje Natural de las Marismas del Odiel. Precisamente esta circunstancia será aprovechada en el diseño de este futuro espacio de ocio, ya que, en determinados puntos, se ubicarán observatorios de uso público desde donde será posible contemplar la zona húmeda protegida.

El tercer sector incluido en el Pulmón Verde es una zona de huertos, muchos de ellos aún en explotación, que se extiende hacia el sureste y que constituye un buen ejemplo de espacio agroambiental, cada vez menos frecuente en el entorno de las grandes ciudades, y en el que, entre otros recursos, se proyecta un jardín botánico.

A juicio de la plataforma ciudadana, la importancia de este futuro parque no sólo radica en su extensión y en la riqueza de los elementos, naturales e históricos que alberga, sino, sobre todo, en el hecho de estar situado "dentro de un municipio que ronda los 150.000 habitantes, de tal manera que es un camino al campo sin salir de la ciudad, lo que multiplica las posibilidades de disfrutarlo como zona de esparcimiento y recurso de primer orden para la educación ambiental".

Tan sólo en lo que se refiere a la flora, crecen en estos terrenos más de 200 especies diferentes, destacando algunos soberbios ejemplares de encina y alcornoque, junto a importantes manchas de pino piñonero y una interesante muestra de matorral mediterráneo, en el que sobresalen las jaras, jarillas, lavándulas, tomillos y romeros.

Esta gran parcela libre de edificaciones integra una curiosa diversidad de elementos. Como se señala en los documentos informativos elaborados por la plataforma ciudadana, "hay bosquecillos, árboles diseminados, matorrales, plantas cultivadas, animales domésticos y de granja, avifauna de pequeño porte o reptiles". También en lo que se refiere a los paisajes se anota una rica variedad, a la que contribuyen zonas cultivadas, tierras en desuso, parcelas afectadas por la erosión, vaguadas, colinas o escarpadas laderas.

En los Cabezos del Conquero se localiza asimismo una extensa necrópolis del periodo orientalizante (siglos VII y VI a. C.), en la que se han localizado diferentes túmulos funerarios de más de 20 metros de diámetro. Otro de los tesoros ocultos del parque es un acueducto subterráneo, construido por los romanos en el siglo I para garantizar el abastecimiento de agua a la ciudad. Hasta principios del siglo XX se mantuvo operativa esta canalización, que se nutre de un acuífero, y aún hoy, a pesar del abandono, sigue drenando unos 30.000 litros diarios en el paraje conocido como Fuente Vieja.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Un filtro natural

Las zonas verdes son un recurso típico para combatir algunas de las alteraciones ambientales clásicas de una gran ciudad, aquellas que más afectan a la calidad de vida de sus habitantes. La vegetación urbana, por ejemplo, actúa como un refrigerador natural, regulando además el intercambio de aire. El ambiente se humedece gracias a la evaporación del agua a través de las hojas y, así, una calle arbolada puede registrar dos o tres grados menos de temperatura que otra en la que no existan árboles. Un solo ejemplar de buen porte desarrolla un poder refrigerante de unas 150.000 frigorías/día, lo que equivale a cinco acondicionadores de aire de tipo medio funcionando 20 días al año.

Igualmente, en lo que se refiere a la contaminación atmosférica, parques y jardines se comportan como auténticos filtros naturales. En comparación con las zonas sin vegetación, los espacios verdes son capaces de reducir la polución ambiental entre un 10% y un 20%. Un solo árbol, de cierto tamaño, puede recoger en un año hasta 200 kilos de partículas contaminantes, que quedan fijadas en las hojas y posteriormente lavadas con el agua de lluvia.

En lo que se refiere al proceso de generación y retirada de gases vitales para los seres vivos, un solo árbol adulto puede llegar a proporcionar el oxígeno necesario para 10 personas, procesando anhídrido carbónico en cantidades equivalentes a las que se hallarían dentro de 800 casas unifamiliares.

La contaminación acústica encuentra también una barrera efectiva en las zonas arboladas, dependiendo del tipo de especies, aunque en todos los casos se muestran especialmente útiles para absorber ruidos de baja frecuencia.

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