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Crónica:BALONCESTO | Final de la Liga ACB
Crónica
Texto informativo con interpretación

Femerling, el nuevo verdugo

El pívot alemán lleva al Barça a su segundo triunfo sobre un Pamesa sin respuestas

Robert Álvarez

La final de baloncesto se muda a Valencia. Allá, en la Fonteta de Sant Lluís, es posible que el Pamesa logre dar con lo que no ha sabido encontrar en el Palau Blaugrana, la forma de hincarle el diente al Barcelona. Tan imperturbable, tan seguro de sí mismo, con tanta solvencia se desenvuelve el equipo de Pesic que acaba por adquirir un ligero tono despótico y abusón. Y es que su juego tampoco acaba de entusiasmar. Pero, eso sí, es absolutamente fiable. No arrolla pero es infalibe. El técnico serbio siempre encuentra el recurso idóneo para torear la situación más delicada. El Pamesa ha tenido el mérito de complicarle la vida durante algunas fases de los dos primeros partidos de la serie, pero a la hora de la verdad, el Barça siempre ha tenido la última palabra.

BARCELONA 80 - PAMESA VALENCIA 72

Barcelona: Nacho Rodríguez (9), De la Fuente (6), Bodiroga (10), Fucka (6) y Dueñas (6) -cinco inicial-; Navarro (11), Jasikevicius (8), Femerling (20) y Alzamora (4).

Pamesa: Rodilla (2), Luengo (13), Paraíso (6), Oberto (6) y Tomasevic (15) -cinco inicial-; Montecchia (10), Kammerichs (3), Hopkins (1), Liadellis (6) y Asier García (10).

Parciales: 13-16, 20-15, 19-23 y 28-18.

Árbitros: Sancha, Martín y Requena.

Palau Blaugrana. Unos 8.000 espectadores. El Barça vence en la eliminatoria por 2-0. El tercer partido se jugará el martes 24.

El pasado jueves fue Jasikevicius quien decidió en el último suspiro; ayer, en un partido decantado mucho antes, fue Femerling quien se encargó de enmendarle la plana a Bodiroga, absolutamente desconocido: cometió seis pérdidas de posesión y no anotó hasta bien entrado el tercer periodo, aunque como siempre recuperó su mejor cara en los instantes finales. Pero fueron los 20 puntos, 13 rebotes y tres tapones del alemán los que acoquinaron ayer al Pamesa, lastrado por la lesión que muy pronto dejó fuera de combate a Oberto.

Los cerebros grises de los dos equipos están que echan humo.Las consignas para corregir lo que no había ido bien en el primer partido se hicieron evidentes ayer. El Pamesa mordió mucho más desde lejos de la zona. Luengo, Montecchia, Kammerichs... La veda del triple estaba abierta.No deseaba repetir el Pamesa el atracón de balones interiores que se dio en el primer partido. No es que le fuera mal, pero el Barça supo contrarrestarle. No podía volver a tropezar en la misma piedra. Y no lo hizo. Esta vez el obstáculo contra el que se estrelló fue el defecto que conlleva una de sus virtudes: poner en apuros a su rival a base de correr a velocidad de vértigo en el juego de transición. Estupendo. Sólo que una, dos, hasta diez veces en la primera parte perdió la pelota en su enfebrecido trajín.

Los mentores del Barcelona trataron de brindarle a Dueñas la posibilidad de tomarle el aire a una serie en la que se atragantó su emparejamiento con Oberto. Estuvo mejor Dueñas ayer pero, en todo caso, el argentino continuaba ganando el pulso. El banquillo volvió a darle alas al Barça. Si el jueves fue Jasikevicius su revulsivo, ayer fue Femerling quien tomó el relevo. El Barcelona dependió casi por completo de su juego interior: no obtuvo su primer triple hasta la segunda parte y Bodiroga y Navarro se quedaron a cero toda la primera.

El Pamesa mantuvo un ligero mando: 11-16 y 23-24. Se agolparon las malas noticias para el cuadro valenciano: una falta técnica a Tomasevic por un feo gesto a los árbitros cuando estaba en el banquillo, un esguince en el tobillo izquierdo que dejó fuera de combate a Oberto, dos nuevos fallos desde la línea de tiros libres de Kammerichs para una descorazonadora estadística parcial del equipo: 0 de 6... Todo le iba en contra. Y sin embargo, mantuvo el tipo. Lo consiguió a base de triples, de su acierto defensivo y de la lección magistral de Montecchia en el tercer cuarto, en el que manejó por completo el ritmo del juego. El base argentino anotó cuando su equipo lo necesitaba y, cuando no, puso el balón en las mejores manos posibles, fueran las de Tomasevic, Liadellis o en las de un inspirado Asier García, que logró que la ausencia de Oberto no se notara en exceso.

El Pamesa estuvo a punto de abrir una brecha de las que hacen daño (48-54). Pero, en un plis plas, el Barcelona restableció la igualdad. Y en el periodo final, fue implacable. Hirvió su defensa, que se le hizo insoportable al Pamesa, que echó de menos tanto a Oberto como una mayor inspiración por parte de Rodilla, Paraíso y Hopkins. Demasiados jugadores fuera de foco. El Barça no lo perdonó.

Dueñas, Oberto y Paraíso, en una acción.
Dueñas, Oberto y Paraíso, en una acción.JORDI ROVIRALTA

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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