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AJEDREZ

Sorpresa demoledora

Estudio de M. Liburkin (corregido por V. Bron). 1934.

Es evidente que, para pretender la victoria en este hermoso estudio de M. Liburkin (1910-1953), las blancas deben capturar uno de los caballos negros sin perder el peón de b5, pues el final de caballo y peón contra torre es tablas. El objetivo se cumple al fin, pero no sin apelar a una sorpresa que resulta demoledora y confiere al trabajo su dignidad artística. La primera jugada es 1 Th8, que limita a dos las posibilidades de la defensa: 1... Cb-d7 o 1... Cf-d7. La primera pierde sencillamente después de 2 Re7, Rb7 / 3 T - f8, C - f8 / 4 R - f8, Rc7 / 5 Re7 y el final de reyes está ganado. Mucho más difícil resulta refutar 1... Cf-d7. Después de la secuencia 2 Rc7, Ra7 / 3 Te8 (única para ganar); si 3 Td8 las negras empatan con 3... Cc5! / 4 T - b8, Ce6 j. / 5 Rc8, Cc5 y no se puede progresar. Si 5 Rd6, no 5... R - b8 / 6 R - e6, Rc7 / 7 Re7 ganando, sino 5... Cd4! y 6... C - b5 y tablas. Después de la del texto 3... Cc5 pierde ante 4 Te7!, Cd3 / 5 Rc8 j., Ra8 / 6 Tb7 ganando. Si 3 Tg8, Cc5 no es posible jugar 4 Tg7, Cd3 j., etcétera. Contra la del texto las negras disponen de una defensa: 3... Cf6! / 4 T - b8, Ce8 j., especulando con la posición de ahogado. Si 5 Rc8, Cd6 j. y tablas; sin embargo, después de 5 Rd7, Cc7 (pierde también 5... R - b8 / 6 R - e8, Rc7 / 7 Te7, etcétera), con lo que el empate parece una vez más inevitable, ya que cae el peón de b5, llega la anunciada sorpresa: 6 Ta8 j.!! y las negras están perdidas; si 6... R - a8 / 7 R - c7, Ra7 / 8 Rc6 gana sencillamente, y si 6... C - a8 / 7 Rc8, Cc7 (reglamentariamente única) / 8 R - c7 también se gana el final de reyes.

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