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ELECCIONES 25M | El esperado debate televisivo

¡Es un campeón!

George W. Bush diría de Alberto Ruiz-Gallardón, después de verle anoche en Telemadrid, lo mismo que exclamó de José María Aznar, el miércoles 7, en la Casa Blanca: "¡Es un campeón!". Sobre todo por su respuesta sobre la guerra de Irak, lo único del debate que podría entender Bush.

Ruiz-Gallardón acusó a Jiménez, avanzada la discusión, de defender cierta iniciativa presuntamente fuera de su programa.

- Tampoco figuraba el decretazo y el apoyo a la guerra en el programa del Partido Popular-, dijo la candidata.

- Señora Jiménez, muy mal le va el debate para que quiera ir por otros derroteros-, sonrió forzadamente el aún presidente de la Comunidad y candidato a alcalde.

Ruiz-Gallardón partía como claro ganador. Traje gris, camisa celeste y corbata a juego, tenía quizá la mejor disposición de la cámara hacia su persona. En el centro del plató, flanqueado por Jiménez y Sabanés, su imagen era tan fija como compacta y rara vez se le vio fuera del turno de exposición, cuando uno tiende, como sus contrincantes, a adoptar posturas más distraídas. Menos en guardia.

¿El resultado? Ninguno de los tres candidatos -como ya ocurrió el viernes pasado con Rafael Simancas, Esperanza Aguirre y Fausto Fernández- ganó el debate. No sólo no lo ganó nadie de calle. Sería incluso difícil acertar a ver quién lo ganó, para usar una figura del boxeo, por puntos.

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Ruiz-Gallardón -una ilustración de que la política suele hacer extraños compañeros de cama- salió al ruedo con una idea prefijada: mostrarse seductor con Sabanés. ¿Para qué? Para devaluar a Jiménez. Mientras su jefe, Aznar, ha hecho de la catástrofe comunista-socialista que nos amenaza uno de los ejes de su campaña, Ruiz-Gallardón galanteó con Sabanés de manera prefabricada.

- Sí, señora Sabanés, estoy de acuerdo con usted-, dijo varias veces el candidato.

Empleo, infraestructuras, seguridad ciudadana, políticas sociales pasaron ante los telespectadores en orden disperso. Sabanés intentó un debate más técnico, más para iniciados. Si lo que querías era saber, por ejemplo, qué planes tienen los candidatos para cambiar la ciudad, salía a modo de conclusión un trazo de brocha gorda.

Ruiz-Gallardón defendió, sin ahínco, la gestión del aún regidor, José María Álvarez del Manzano, del PP. Pero esa experiencia indefendible no le disuadió de atacar todo el tiempo a los socialistas por su gestión anterior, hace 14 años, en el Ayuntamiento; y a sus propios antecesores en la Comunidad de Madrid. Y se pasó.

La socialista, a quien Ruiz-Gallardón buscó deliberadamente excluir con los tejos que lanzó a Sabanés, no se amilanó. Jiménez se hizo con una de las principales bazas de Ruiz-Gallardón (la recuperación del Centro de Madrid y el proyecto de viviendas para jóvenes) y lo vendió con aplomo.

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