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Reportaje:EQUIPAMIENTO | La evolución de la indumentaria

La moda al revés

Moyà y Blake usan camisetas sin mangas mientras las mujeres, como Serena y Venus Williams, se recatan, todo lo contrario que en el voley playa o el atletismo

Carlos Moyà aspira a ser desde hace años el tenista número uno del mundo y esta temporada lo está rondando. Su eliminación en la tercera ronda del torneo de Roma, ganado ayer por Félix Mantilla, le ha frenado tras perder sólo la final del torneo de Cayo Vizcaíno, en Miami, ser semifinalista en Montecarlo y ganar el Godó. Pero el mallorquín, que en su carrera llena de altibajos ya cuenta con un triunfo en uno de los cuatro grandes, el Roland Garros de 1998, tras ser finalista en el Open de Australia de 1997, sí pasará a la historia como el número uno histórico en la moda tenística. Moyà ha sido pionero en indumentaria: la camiseta sin mangas, que estrenó en Cayo Vizcaíno y que ha seguido usando ya en las siguientes citas.

La ATP permite ya esta indumentaria tras serle prohibida al alemán Haas

Ha logrado Moyà lo que no pudo el alemán Tommy Haas -lesionado ahora en un hombro-, al que se prohibió en el último Open de Estados Unidos jugar de tal guisa cuando los modelos de las mujeres, especialmente los de las norteamericanas Serena y Venus Williams, vestidas por Puma y Reebok, rompían moldes. La gran rival, Nike, patrocinadora curiosamente de Moyà, no podía quedarse cruzada de brazos y la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) dictó una norma permitiendo las camisetas sin mangas, como las que usó Camerún en la Copa del Mundo de fútbol de 2002. "Me siento más cómodo", dice Moyà, "aunque no sé si a la gente le gusta. Supongo que a unos sí y a otros no. Tampoco me parece que haya producido demasiada polémica".

De momento, sólo James Blake, uno de los jóvenes jugadores estadounidenses, también ha vestido como el balear, que, por cambiar, ha terminado incluso su relación sentimental con la presentadora televisiva Patricia Conde. Moyà ha roto una dinámica en la indumentaria deportiva, que en los hombres casi se había reducido a los cambios de colores -del blanco inmaculado inicial al variado posterior- mientras que en las mujeres se había pasado de unos comienzos recatados a exhibiciones incluso calificadas de sexistas, como si su calidad atlética tuviera que ser resaltada. Pero Serena Williams, indiscutible número uno, y su hermana Venus han moderado sus vestidos en los últimos torneos, al contrario de la innovación masculina. Al parecer, sólo la rusa Anna Kurnikova se ha quedado para exhibir modelos sin mejorar su juego ni ganar un solo torneo. El sábado se retiró en semifinales de uno menor, en Sea Island, en la costa estadounidense de Georgia.

El tenis parece así ir al revés de otros deportes, como el atletismo o el voleibol, polémicos en el pasado por su equipamiento, siempre mucho más atrevido en las mujeres. Incluso lo ha confirmado un reciente estudio independiente sobre el voley playa encargado por la federación internacional, organismo especialmente preocupado por la estética de sus practicantes como una forma más de promoción. Una gran mayoría de la muestra, incluidos técnicos y jugadores, votó por unos pantalones-bikinis más cortos para las mujeres, como los actuales, y dejar normales los de los hombres, unos 15 centímetros por encima de las rodillas. Sólo el tenis masculino, pues, se desnuda para subir a la red.

Carlos Moyà (izquierda), por primera vez sin mangas, en Cayo Vizcaíno el pasado 28 de marzo; derecha, en abril de 2002, en Montecarlo.
Carlos Moyà (izquierda), por primera vez sin mangas, en Cayo Vizcaíno el pasado 28 de marzo; derecha, en abril de 2002, en Montecarlo.AP

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