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Palestinos e israelíes aceptarán con condiciones el plan de paz de Clinton

El problema de los refugiados obligará a abrir nuevas negociaciones

Israelíes y palestinos parecen dispuestos a aceptar bajo condiciones la propuesta de paz del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, según anticipaban ayer fuentes políticas en Jerusalén. El propio Clinton impuso el pasado fin de semana en Washington que ambas partes debían hacer pública hoy su respuesta al plan norteamericano, que ofrece soluciones intermedias, y en cierta medida ambiguas, a las principales cuestiones en disputa.

Israelíes y palestinos parecen dispuestos a aceptar bajo condiciones la propuesta de paz del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, según anticipaban ayer fuentes políticas en Jerusalén. El propio Clinton impuso el pasado fin de semana en Washington que ambas partes debían hacer pública hoy su respuesta al plan norteamericano, que ofrece soluciones intermedias, y en cierta medida ambiguas, a las principales cuestiones en disputa. La concreción y aplicación en detalle de los acuerdos tendrá que ser todavía negociada punto por punto en problemas tan espinosos como el del control de la Explanada de las Mezquitas, de Jerusalén, donde se inició la actual Intifada hace tres meses, o el de las fronteras de los territorios palestinos, que incluirán la totalidad de la franja de Gaza y el 95% de Cisjordania. En definitiva, un proceso similar al llevado a cabo en los últimos siete años tras los Acuerdos de Oslo, y que podría prolongarse hasta tres meses para que pueda ser apadrinado por el nuevo presidente norteamericano, George Bush. Este alargado proceso de negociación puede encender aún más los ánimos de la población de los territorios palestinos, que sólo parece confiar ya en el triunfo de la Intifada para imponer a Israel la independencia. El Gobierno de Ehud Barak, mientras tanto, ha aprobado ya un presupuesto de 5.000 millones de pesetas para construir el primer tramo, de unos 74 kilómetros, de la frontera de muros de cemento y vallas metálicas que pretende separar a Israel del futuro Estado palestino. La línea de demarcación será en principio la misma que existía antes de la guerra de 1967, aunque se alterará con "modificaciones menores" para preservar algunos asentamientos de colonos judíos. El contencioso que más dificulta un entendimiento sigue siendo el del retorno de los 3,7 millones de refugiados palestinos repartidos entre Jordania, Líbano y Siria, que fueron expulsados a partir de la fundación del Estado judío, en 1948. Israel apuntó también anoche, por boca de su ministro de Asuntos Exteriores, Shlomo Ben Ami, que si se alcanza un acuerdo de paz, sería necesario contar con suficientes "garantías internacionales", como el "despliegue de una fuerza multinacional" en la región.

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