Imposible preguntar a Gallardón

Me colé el día 12 pasado en el Círculo de Bellas Artes, donde Ruiz-Gallardón se autopresentaba con los otros 29 para el futuro Ayuntamiento de Madrid. Me colé, sin tarjeta, sin invitación, sin carné del PP. Al entrar en el salón, media docena de guardaespaldas se olieron que yo era "un extraño" y me rodearon para impedir cualquier intervención mía. Me situé, de pie, frente a Gallardón, y apenas terminó su exposición, levanté el brazo pidiendo la venia para intervenir. Un guardaespaldas se abalanzó sobre mi brazo para bajarlo, recriminándome: "Ésta es una reunión privada y no puede preguntar nada". Le repliqué que iba a preguntar cómo me iban a regir.

Mi pregunta sería decirle que qué méritos éticos, sociales y jurídicos encontraba en el señor Cobo Vega para situarle el cuarto en su lista de 30. En anteriores ocasiones ya le he denunciado como prevaricador, hasta contra sus propios decretos de atención al ciudadano, legislando así: "La Administración estará obligada a contestar siempre, cualquiera que sea la demanda formulada", pero nunca contesta, porque piensa como Sancho Panza: "Teniendo yo el mando y el palo, haré lo que quisiere". Siempre he votado al PP, incluso he defendido a Aznar en una conferencia pública de Verstrynge, que nos quería convencer a los pensionistas para que votásemos Felipe: ya les he dicho que en la lista de Cobo Vega no estará mi voto por los daños económicos que me ha hecho con su conducta prepotente: "Teniendo yo...".