"Cada vez hay más rechazo al 'moro"
El asesinato de un marroquí y las lesiones de otros dos supuestamente a manos de un grupo de encapuchados en Huelva ha conmocionado a gran parte de la sociedad andaluza y son muchos ya los que se temen que la xenofobia haya anidado en la comunidad. El presidente de ATIME, Kamal Rahmouni (Tetuán, 1970), ha sacado a luz pública otros sucesos que se habían silenciado a pesar de haber sucedido antes del citado asesinato.
Pregunta. ¿De cuantos ataques a inmigrantes en Huelva tiene usted conocimiento?
Respuesta. Nos han llegado varios casos de oídas. De la agresión a Abderrahman nos enteramos unos pocos días antes del suceso de Jueves Santo. Tanto él como otros inmigrantes nos han asegurado que ha habido muchas más agresiones que no se han conocido ni se ha encontrado a los culpables. La jefa de servicio del Hospital Virgen del Rocío también me ha comunicado que recientemente han atendido a muchos inmigrantes heridos por golpes. Eso tiene que estar en sus registros.
"Cambiar de mano de obra por cuestiones de raza o religión es intolerable"
"La única solución que se adoptó en El Ejido fue separar las comunidades"
P. Ahí tiene las autoridades una oportunidad para confirmar o desmentir los ataques.
R. Claro. Además, también tienen que saber que el año pasado por estas mismas fechas hubo una ataque similar. No me atrevo a decir que por el mismo grupo, pero según nos cuentan eran también cinco o seis personas.
P. Pero la Delegación del Gobierno insiste en que no hay bandas racistas.
R. Tampoco nosotros estamos diciendo que haya una mafia que organiza y controla bandas, con que haya un grupo de cinco o seis personas que se juntan en una casa o en una cafetería y se organicen es suficiente. Esa gente no necesita ni licencia de apertura ni autorización para formar una banda. El caso es que cuando llega el momento eligen a sus víctimas y actúan. El ataque de Jueves Santo parece que fue premeditado y a eso nos referimos cuando hablamos de grupos organizados.
P. Parece que hay temor a crear mala imagen de la zona.
R. En ningún momento podemos decir que la gente de Huelva sea xenófoba, pero lo que ocurre con estos actos es que si no se actúa inmediatamente puede animar a otros a hacerlo, es como una bola de nieve. Por desgracia tenemos que recordar a los políticos y los poderes públicos los sucesos de El Ejido en 2000 y el daño que causaron no tan sólo a la imagen de España, sino a la sociedad almeriense en general, en la que aún persiste una brecha social entre extranjeros y lugareños grandísima. La única solución que se dio al problema fue separar la comunidades. Por supuesto que Huelva no es lo mismo, pero si no se atajan estas situaciones a lo peor el futuro tampoco está claro.
P. ¿Hay diferencia entre como se enfrentan a esta situación unas administraciones y otras?
R. La inmigración es una cuestión en la que no podemos decir con contundencia que éste lo hace bien y aquel otro mal. Lo que sí hay son matices, hay discursos que diferencia a unos y otros e incluso hay algunos compromisos que diferencian a unos y otros muy claramente. Así en los apoyos que nosotros recibimos o en la toma de posiciones frente a situaciones de agresión u otros problemas sí tengo que decir que hay una gran diferencia entre el Gobierno de la Junta y el estatal. Pero nosotros lo que queremos es la mayor coordinación entre ambas administraciones, que es lo que realmente puede solucionar los problemas.
P. Si lo pide es que por el momento no existe tal coordinación.
R. El Gobierno central no hace más que reformar y reformar su ley [de Extranjería] y siempre destinado a recortar los derechos fundamentales. No se facilitan cauces para discutir ni se consulta a nadie.
P. ¿Por donde habría que empezar a trabajar?
R. El convenio marco se firmó poco antes de la crisis diplomática, pero no se ha puesto en marcha. Hay que empezar a crear las comisiones mixtas, los mecanismo de selección de candidatos...
P. ¿Falta voluntad, entonces?
R. Yo creo que el Gobierno de Marruecos sí tiene voluntad política. Antes y ahora. Por parte del Gobierno de España queda por ver qué prioridades tiene. Por nuestra parte lo que creemos es que hay que luchar para que el convenio se ponga en marcha. Este convenio puede salvar vidas humanas. No es demagogia, es la alternativa a la muerte en el Estrecho.
P. ¿Sería la entrada en vigor del convenio la solución?
R. Recuerdo que lo único que no nos gustaba era el artículo 10, en el que se metía en el convenio la expulsión automática de los inmigrantes en situación irregular y, digo yo, ¿qué pinta esto en un tratado que regula la entrada de trabajadores permanentes y temporales. Ya existe un cauce para las expulsiones. Además tiene que mirar más adelante. Cuando se debatía este convenio en la sociedad marroquí, descendió el número de pateras. La conclusión está clara.
P. ¿Se sienten los inmigrantes magrebíes agredidos por la política de contratos en origen?
R. Hombre han llegado a decir que las mujeres tratan con más cariño a la fresa... Pero es verdad que en los últimos años hay cada vez más rechazo al inmigrante magrebí, al moro, y eso es fruto del discurso del propio presidente José María Aznar o del president Jordi Pujol, que defendían su decisión en motivos de religión y raza, porque decían que ayudaba a la integración. Eso es muy peligroso y, además, cambiar de mano de obra por motivos de raza o de religión es intolerable. El contrato de origen es una idea correcta pero no se han contado con los trabajadores que estaban aquí.
P. ¿Cómo está la situación en general en España?
R. Es evidente que donde hay más inmigrantes, hay más conflictos. En Andalucía hay más de 100.000 inmigrantes documentados y entre 70.000 y 80.000 indocumentados, luego hay que pedirle responsabilidad a los políticos porque cualquier roce su puede magnificar. En inmigración no se puede funcionar a golpe de palos.
P. Parece que falta previsión, que a las autoridades todo les coge por sorpresa.
R. Ahí fallan los de un partido y otro. A mí me ha llegado a decir un alcalde socialista de Almería que no se sumaba al decreto de vivienda para inmigrantes de la Junta hasta que lo hicieran los del PP, increíble.
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