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ES EL MOMENTO DE... | PROPUESTAS

La bajada del ángel

El milagro se produce, y estalla la alegría. Antes, la hermosa imagen de la Virgen de la Asunción, cubierta hasta la cintura por un manto negro, ha salido de la iglesia gótica de Santa María, de espléndido retablo barroco, custodiada por cofrades. Según avanza la mañana del Domingo de Resurrección, el luto se va convirtiendo en gozo. Y la apoteosis se alcanza justo en la plaza del Coso de Peñafiel (Valladolid), escenario en verano de singulares espectáculos taurinos, bajo la mirada del medieval castillo, que corona longitudinalmente (mide 210 metros de largo) un vecino cerro.

El entramado teatral es simple y eficaz. Sobre la arena de la plaza se instalan dos torreones de madera, de unos tres o cuatro metros de altura, cubiertos de un elegante damasco rojo. De uno a otro lado se extienden las maromas por las que habrá de deslizarse el globo de cartón que alberga en su interior al ángel que da nombre a la fiesta. Las sencillas andas que transportan a la Virgen en su dolor se sitúan en el centro, y, en medio del silencio y la expectación generalizados, comienza a deslizarse el globo hasta que alcanza la vertical sobre la imagen. En ese preciso momento se detiene, se abre y emerge el ángel -que suelta dos palomas en señal de júbilo-, quien, sujeto por un cinturón de paracaidista y mediante un sistema de poleas, desciende lo suficiente como para retirar el negro paño. Aplausos, cohetes, repicar de campanas y el himno nacional interpretado por la banda de música constituyen el festivo acompañamiento. Mientras tanto, el ángel regresa al cielo agitando brazos y piernas, "como si volara", al decir de las gentes del pueblo.

La procesión se reanuda, esta vez camino de la iglesia de San Miguel de Reoyo, de finales del siglo XVI, donde aguarda Jesús resucitado, en una custodia bajo palio. Entre Madre e Hijo se produce un gozoso encuentro, simbolizado en las tres reverencias que hacen los portadores de la Virgen.

Los primeros datos escritos sobre la bajada del ángel se remontan a 1799. Una secuela singular de esta representación tiene lugar en Ariza (Zaragoza), hasta donde la llevó en 1902, desde Peñafiel, Jacinto Labaila Gorriz.

- Turismo de Peñafiel (983 88 06 50).

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