Barry Sheene, piloto de motociclismo
La batalla contra el cáncer no la pudo salvar. Barry Sheene, el piloto británico que revolucionó el circo mundial de las motos y que fue campeón por dos veces en la categoría reina (500cc) los años 1976 y 1977, falleció ayer a la edad de 52 años en la Costa de Oro, Queensland (Australia), tras luchar durante el último año contra un cáncer de esófago y estómago que acabó con su vida.
Inconformista como fue durante toda su carrera, Sheene se negó a someterse a la quimioterapia cuando en julio del año pasado le fue detectada la enfermedad, tras correr en Gran Bretaña una prueba de motos antiguas, la última que disputó. "Son dos tipos de cáncer difíciles, pero yo no creo en la quimioterapia", indicó entonces el piloto. "Entiendo lo que me dicen los médicos, pero a fin de cuentas es mi decisión, mi vida y soy yo el que elijo cómo la quiero llevar".
Así lo hizo siempre, desde que su padre, un mecánico de motos aficionado a las carreras, le montó sobre una motocicleta a los cinco años y comenzó a correr. Sheene entró en el Mundial compitiendo en cilindradas pequeñas y fue el más duro rival del español Ángel Nieto en 125cc en 1971, cuando mantuvo una dura batalla contra el zamorano y concluyó el campeonato en segunda posición. Sin embargo, por lo que se le recuerda es por sus dos títulos mundiales de 500cc, por sus 22 victorias en grandes premios, por su pilotaje un tanto extravagante, por su forma de vivir desinhibida fuera y dentro de los circuitos y por aquel número 7 que siempre lució en el carenado de su Suzuki 500 y en su casco, donde incrustó también la imagen del Pato Donald. Eran sus talismanes. Y no los cambió cuando fue campeón mundial.
Sheene fue el primer piloto que rompió las barreras de los circuitos para convertirse en un personaje con gran incidencia social. Fue el primero que logró hacerse multimillonario en el deporte de las motos. Paseó su fácil sonrisa por las portadas de diarios y revistas, siempre acompañado por mujeres espectaculares. Podía vérsele a menudo bajando o subiéndose al Rolls-Royce matriculado con sus iniciales. Fumó, bebió y llevó una vida disipada, difícil de entender ahora en el profesionalizado mundo de las dos ruedas. Su pasión por el tabaco, le llevó incluso a agujerear su casco para agotar el cigarrillo hasta el último momento libre de los entrenamientos.
Sin embargo, su vida fue también un infierno. Dos espectaculares accidentes le convirtieron en el hombre con más tornillos metidos en su cuerpo. El primero se produjo en 1975, en un entrenamiento en Daytona, y el segundo, en 1982, en Silvertone. En sus 16 años de piloto, sufrió un total de 38 fracturas. Pero siempre se lo tomó con humor. "Vuelvo locos a los policías de aduanas", decía. "Aunque deje todos los objetos, armo un escándalo cuando paso por el detector de metales".
Sheene abandonó el Mundial de motociclismo a finales de 1985, a los 33 años. Y poco después se instaló en Australia. En sus últimos años colaboró como comentarista de carreras de motociclismo en el Canal 10 de televisión australiana.-
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