Vallejo entra en la élite

"¡Por fin! Ya no tengo que decir que juego bien y me ganan". Paco Vallejo, de 20 años, se sintió ayer liberado tras ganar al húngaro Peter Leko, quinto en la clasificación mundial, en el Torneo de Linares tras siete empates y dos derrotas. El español, que hoy se enfrenta a Gari Kaspárov en la penúltima ronda, es ahora el 5º de siete participantes de lujo, y reafirma el temor que ya inspiraba en la élite.

Dos años y medio después de ser campeón del mundo sub 18, el menorquín comprende que ha elegido una profesión tan dura como gratificante si los resultados acompañan. Ya ha hecho tablas dos veces con Kaspárov, tres con el también ruso Vladímir Krámnik (2º del mundo) y cinco con el indio Viswanathan Anand (3º), pero le faltaba esa victoria en Linares, el Wimbledon del ajedrez, frente a uno de los cinco grandes. Si le quedan fuerzas tras el duelo de hoy con Kaspárov, Vallejo intentará ganar mañana al ucranio Ruslan Ponomáriov, campeón del mundo oficial.

El martes, día de descanso, se estrenó en Linares el documental Piezas de un tablero (Clasto Producciones), dirigido por Beltrán Rubio, que alumbra los entresijos del deporte mental; se rodó durante el Torneo de Linares de 2002. En una de las secuencias, Vallejo dice: "Me siento aquí como un pardillo entre gigantes". Sin embargo, el pardillo eludió entonces el último puesto; terminó el sexto tras una victoria, ocho empates y tres derrotas, a pesar de que su mala preparación de las aperturas (formas de comenzar una partida) le hicieron sufrir lo indecible. Vallejo decidió trabajar muy duro.

Uno de sus amigos, Pepe Suárez, dice en el mismo documental: "Paco representa la creatividad frente a la ciencia de la escuela soviética. Disfrutar durante una partida es para él tan satisfactorio como ganarla. Y para disfrutar frente a los mejores del mundo tienes que llevar una vida de constantes sacrificios, pero Paco la ha elegido".

Los resultados de esa decisión están a la vista. Su entrenador actual, el cubano Reinaldo Vera, lo confirma: "Hacía un par de años que no le entrenaba, y me he quedado asombrado. Ha trabajado realmente duro, y ahora está mucho mejor preparado. Ya no sufre todos los días en las aperturas", comenta con satisfacción.

Campeón del mundo

Además, posee la virtud de la constancia: Vallejo empezó a ganar medallas con asiduidad en los Mundiales y los Europeos infantiles a los nueve años. Pero ninguno de aquellos metales era de oro. Era su gran reto. Hasta que se proclamó campeón del mundo sub 18. Contrariamente a los niños prodigio ucranios, azerbaiyanos y muchos otros, él reside en un país donde es normal que alguien viva bien aunque no haya ganado medallas en algún deporte. A pesar de ello, el español sigue en el camino difícil, ése que empezó ya en la adolescencia, cuando se separó de sus padres para aceptar una beca en el Colegio Marcote, en Mondariz (Pontevedra), donde iba a clase por las mañanas y trabajaba con un entrenador exclusivo por las tardes. Ahora ya juega bien contra la élite. Sólo le falta un hervor para ser una estrella. Pero, desde ayer, ya sabe lo que es ganar a uno de los grandes.