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Reportaje:

El caso de nunca acabar

El asunto del dopaje de Gurpegui, que dio positivo en septiembre, lleva tantos retrasos que es posible que no haya sentencia hasta final de temporada

Carlos Arribas

Si todo va bien, lo que no ha ocurrido hasta ahora; si ningún factor externo vuelve a influir en el caso, lo que parece improbable; si el nuevo Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol acepta el juez instructor insinuado por el presidente, Ángel María Villar, puede que dentro de dos semanas se le abra expediente sancionador, o no, a Carlos Gurpegui, el futbolista del Athletic que se sometió a un análisis antidopaje el 1 de septiembre de 2002 y no conoció que era positivo por nandrolona hasta casi tres meses después.

Si no hay más interferencias, puede que dentro de mes y medio el instructor haya terminado el sumario y entonces, a primeros de abril prácticamente, Competición podría sancionar a Gurpegui con una suspensión de entre dos y cuatro años, según la norma antidopaje para los positivos por anabolizantes.

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Entonces, si los plazos se siguen respetando, si el caso Gurpegui pasa posteriormente por el Comité de Apelación y luego por el de Disciplina Deportiva, el último tribunal español, y suponiendo que ninguna instancia decrete una sanción provisional, previa a la condena, si la hubiere, puede que termine la temporada y que Gurpegui, sospechoso de dopaje, siga jugando dentro de la legalidad.

Jorge Caramés, el abogado bilbaíno del bufete Uría & Menéndez, ya se lo dijo a la directiva del Athletic cuando le contrataron, a primeros de diciembre: "Tranquilos, el asunto va para largo". Una extensión de tiempo que, según Guillermo Jiménez, director general de Deportes, ha generado "un cierto escándalo social" y que, según cierta opinión pública, es excesiva y agravia a otros deportistas, como los ciclistas. "Pero olvidan éstos", recuerda José Rodríguez, de la Asociación de Ciclistas Profesionales, "que han sido los equipos y los propios corredores quienes, en un pacto de caballeros, han renunciado a sus derechos de defensa y a la presunción de inocencia al aceptar ser sancionados con carácter preventivo, antes incluso del contraanálisis, lo que puede producir graves daños". Recuerda Rodríguez el caso Simoni, el italiano que dio positivo por cocaína antes del pasado Giro, que se vio forzado a abandonar la carrera por presiones de los demás equipos y que luego fue declarado inocente por la comisión antidopaje italiana.

El primer retraso del caso Gurpegui nació en el laboratorio antidopaje del Consejo Superior de Deportes, en Madrid, desbordado de trabajo en septiembre; y eso que funcionó a pleno rendimiento incluso los fines de semana, financiadas las horas extra por la Vuelta, que reclamaba resultados inmediatos para sus controles. "Y ese retraso", dice Caramés, "ha generado indefensión porque no podemos acreditar, por ejemplo, que una determinada barrita energética de un determinado lote pueda estar contaminada y ser la causante del problema. Esto y otros extremos los hemos puesto de relieve ante la comisión antidopaje".

Según fuentes conocedoras del caso, el paso del expediente Gurpegui por la Comisión Antidopaje de la federación se prolongó un par de semanas más de lo previsto por un uso "legítimo y extremo de todas las posibilidades del procedimiento administrativo". Los abogados del Athletic han sometido a Antidopaje continuas peticiones y aclaraciones y han devuelto documentos por estar mal consignada la dirección e incluso por no estar foliados y numerados los papeles. Han logrado que no computaran los plazos establecidos, alargarlos. "Nosotros no hemos hecho ninguna maniobra dilatoria", dice Caramés; "ha habido un periodo de alegaciones en esta fase en el cual hemos solicitado todos los informes del laboratorio. Dado que Antidopaje no nos lo hacía llegar, hemos tenido que ir a Madrid a por ellos. Nos entregaron la documentación sin foliar, lo que no es muy correcto administrativamente, ya que, así, nadie puede demostrar si faltan o se han añadido papeles".

El tercer retraso, que se puede cuantificar en otras dos semanas, ha sido originado por el cisma en la federación entre los partidarios del ex secretario general, Gerardo González, y los de Villar. Dimitió el Comité de Competición porque, entre otras razones, Villar quería imponer un instructor. El nuevo asumirá el voluminoso expediente, de más de 200 folios, con las declaraciones de Gurpegui, la documentación de la toma de muestras, los medicamentos que tomó los días anteriores, las actas del laboratorio..., y será el que nombre instructor. Y el que decida si abre expediente sancionador a Gurpegui, quien no ha pasado por más controles antidopaje de la federación, aunque antes o en paralelo tiene que oír nuevas alegaciones.

Finalmente, a lo mejor, la investigación puede que entre en harina: ¿se dopó Gurpegui? "Tenemos una convicción profunda de que no hay nada reprobable en la conducta del jugador o del club", dice Caramés; "no tenemos ningún interés en retrasar nada, pero ante una posible sanción de dos años, lo que es un porcentaje muy importante en la vida profesional de un deportista, tenemos que tomar todas las precauciones posibles".

Carlos Gurpegui.
Carlos Gurpegui.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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