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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

... Y ahora, fotógrafo en El Sadar

El dueño del club cántabro utiliza una acreditación de reportero para estar en la banda

Dimitri Piterman, estadounidense multimillonario de origen ucranio y polifacético, no sólo ha tomado la presidencia del Racing después de aportar los casi dos millones de euros que nadie quiso pagar y que salvaron al club de la disolución. También oficia de entrenador aunque carezca de titulación. Y de lo que haga falta. Ayer, en El Sadar, actuó como fotógrafo. Fue la única argucia que le permitió conseguir una acreditación para seguir el partido de su equipo a pie de campo y ordenar los cambios. "Los discutimos y los comentamos por teléfono con Chuchi Cos [el técnico oficial, el que se sentó en el banquillo]", explicó el propio Piterman al término del encuentro.

La federación, en su empeño de "velar por el buen orden general del fútbol", le impidió ocupar el banquillo utilizando una acreditación de utillero por ser "manifiestamente improcedente". Piterman buscó entonces alternativas y encontró otra profesión. Apareció en el césped con el peto anaranjado que identifica a los fotógrafos y con el número 191 en el pecho. Según su credencial, representaba a "la página web del Racing".

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Con el mismo uniforme que él había casi 40 profesionales en la banda de El Sadar. Una nube. Y su trabajo consistía, curiosamente, en realizar un estrecho marcaje a Piterman, que vio el partido bajo la permanente custodia de un grupo de vigilantes jurados, que trataban de aislarle de la prensa. Él fue el fotógrafo más fotografiado mientras hablaba con Cos por el móvil y daba órdenes a Pablo Lago desde la banda. El asunto creó tanto desconcierto que distorsionó el transcurso del partido. "Sí, ha tenido un efecto negativo", admitió el presidente-fotógrafo, "pero nos vamos a recuperar".

La llegada a Pamplona del Racing y su presidente-entrenador-fotógrafo provocó los revuelos de los grandes equipos. No es que el propio presidente haya introducido cambios significativos en las rutinas del grupo. Salvo su duplicidad de tareas en el despacho y en el campo, casi todo sigue igual.

El Racing llegó a la capital navarra en el autobús de siempre, guiado por el conductor habitual -éste no dimitió, al contrario que todo el cuerpo técnico- y con cada pasajero con su auricular. Sólo cambió la repercusión mediática. Cada gesto de Piterman lo seguía una marabunta de periodistas y cámaras. Los pasillos y la entrada del hotel se desbordaron. Piterman, indiferente a todo y paciente, cumplió con lo previsto. Se despertó poco antes de las nueve menos cuarto de la mañana y bajó a desayunar media hora después. Sólo la chaqueta verde racinguista rompía con el color negro de su indumentaria.

Piterman, ex atleta de triple salto nacido en Odessa hace 39 años, tiene pasaporte estadounidense. En la última década prosperó impulsando negocios inmobiliarios y hosteleros en la Costa Brava. Por eso compró el Palamós hace cuatro años. Conoció Santander cuando eligió aquella ciudad para preparar los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, aunque finalmente no participó. Allí le han acogido con espíritu dividido: entre la indignación y una incredulidad respetuosa.

Un par de discos compactos

Ayer hizo lo que cualquier entrenador convencional. Durante la mañana intentó visitar el Museo de Navarra, pero el mal tiempo le disuadió a él y a su séquito. La otra opción consistió en buscar una tienda de discos abierta y comprar un par de compactos: los grandes éxitos españoles del año y otro de música dance y chill out. ¿Para qué? Para animar el vestuario en los momentos previos al partido contra Osasuna. Parece algo extravagante, pero la verdad es que no es nuevo en el Racing. Es una iniciativa del psicólogo del club, José Miguel Rodríguez Manzanares.

La siesta y el traslado al campo transcurrieron sin incidentes destacables. Entonces todo resultó más confuso. De hecho, Javier Aguirre, su colega de Osasuna, no sabía bien a quién saludar, si a Piterman o a Chuchi Cos. Ante la duda, Aguirre no estrechó la mano de ninguno.

Si buscaba publicidad, Piterman dio en el clavo. Ahora, después del circo, le toca lo más difícil: salvar al Racing, que se ha quedado a un gol del descenso a Segunda.

Dimitri Piterman ve el partido de ayer sentado a pie de campo y rodeado de vigilantes jurados.
Dimitri Piterman ve el partido de ayer sentado a pie de campo y rodeado de vigilantes jurados.LUIS AZANZA

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