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Despersonalizar

Para explicar que lo habían absuelto de un supuesto delito contra los derechos individuales, el director general de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), José Vicente Villaescusa, aludió a Max Weber. Antes de ponerlo a caldo, acusó al representante socialista en el consejo de administración Miguel Mazón, que promovió la querella, de ir a por él al confundir las obligaciones de los cargos públicos con las características individuales de quienes los ejercen, en contra de "la despersonalización en el ejercicio de los cargos" que definió el gran sociólogo alemán. La boutade de Villaescusa es bien curiosa. No habló de la "impersonalidad" en las relaciones entre funcionarios, que Weber apuntó como una característica de la burocracia moderna, sino de la "despersonalización", algo que para el sociólogo era también una disfunción de la vida política, cuyos actores, al rehuir el debate y la crítica, se convierten en anodinos empleados públicos sin criterio ni brillo. Tal confesión de parte tiene una lectura obvia y certera: Villaescusa sólo es un mandado. Quien manda en RTVV es la ex jefa de prensa de Zaplana, Genoveva Reig, que es como decir Zaplana mismo. Villaescusa se limita a ocupar un cargo en el que daría igual que estuviera el palo de una escoba. Hay que agradecerle la sinceridad. Desde luego, se equivocó Mazón de vía judicial (le ha dicho la juez que el procedimiento no debió ser penal sino contencioso-administrativo), pero no de objetivo. Aunque Villaescusa le acusara de irresponsable y frívolo por no respetar el juego de las mayorías y las minorías, el consejero socialista no pretendía el poder en RTVV sino algo tan elemental como recibir la información que corresponde a un miembro del consejo de administración de una empresa donde se la niegan. Se congratuló Villaescusa ante las cámaras de su absolución y dedicó varios minutos a glosar el resultado de un conflicto del que Canal 9 no había emitido antes noticia alguna. En ese mismo informativo, la televisión autonómica dio abundante cobertura a la campaña que el PP promueve de cara a la manifestación del 2 de marzo por el plan hidrológico con la poco escondida intención de desgastar a los socialistas. Alguien llegó a invocar la laminación de las disidencias sobre el trasvase del Ebro. Al monolitismo demagógico le traen sin cuidado Weber y Villaescusa.

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