El Gobierno regional culmina el realojo de 2.813 familias de Tetuán
Las 112 familias que quedaban por realojar reciben sus pisos a partir de esta semana
La remodelación de los barrios de La Ventilla y Valdeacederas, en Tetuán, contemplaba el realojamiento en pisos nuevos de los habitantes de 2.813 casuchas y diminutos pisos sociales. El objetivo se ha cumplido, pero 13 años más tarde de lo previsto. A partir de esta semana, el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) entregará las llaves de sus nuevas casas a las últimas 112 familias que quedaban por alojar. Las primeras recibieron sus casas mucho antes, en 1986. En la zona se levantarán ahora otras 1.775 casas, 1.000 de ellas de alquiler barato para ancianos y jóvenes.
Han sido muchos años de espera, pero Paulino Agua cree que ha merecido la pena. A partir de la próxima semana, este vecino de Valdeacederas, de 73 años, podrá disfrutar de una casa mucho más amplia, cómoda y moderna que la que ha sido su hogar durante casi cinco décadas.
'Hemos pasado muchas estrecheces porque vivíamos mi mujer, mi suegra, mis dos hijos y yo en poco más de 40 metros, en un edificio cada vez más achacoso y sin calefacción. Estábamos ahí porque el alquiler era de 1.000 pesetas y un sueldo de electricista como el mío tampoco daba para grandes alegrías', asegura Agua.
Ahora, cuando ya en su hogar sólo quedan su esposa y él porque sus hijos ya están emancipados, podrán estrenar una nueva vivienda con el doble de espacio. 'Con tantos retrasos, la remodelación nos ha llegado un poco tarde, mejor hubiera sido hace 15 años, cuando éramos más jóvenes, pero las cosas salen así. En cualquier caso, nunca vamos a vivir mejor que ahora', explica convencido.
Este vecino no añora en absoluto el viejo barrio de casitas bajas con aire de pueblo, pero con muchas carencias. 'Yo no soy moderno, pero tampoco tan antiguo como para no apreciar las comodidades que existen en estos tiempos. Me gusta mucho más La Ventilla actual que la de antes, quizá a mi madre le hubiese dado pena el cambio, pero no a mí; al fin y al cabo, este barrio no era sino una zona de traperos y granjas de cerdos', puntualiza.
Tampoco Vicenta Jaime, de 70 años, va a echar de menos su vieja casa, donde todavía reside, aunque por poco tiempo, con su hija, su yerno y su nieto. 'Como llevábamos tantos años oyendo lo de la remodelación no invertíamos ya en arreglarla y, la verdad, ahora está muy mal', reconoce.
Hace unos días, cuando pudo ir a limpiar la vivienda donde va a ser realojada, se sentía alegre 'como unas castañuelas'. 'Después de tantos años esperando, no me puedo creer que ya haya llegado el momento', apostilla esta mujer nacida en Valdeacederas. Ana Llanos, su vecina de toda la vida, de 67 años, es aún más efusiva: 'Estamos como si nos hubiera tocado la lotería'.
José Jackson, vicepresidente de la asociación de vecinos de La Ventilla, y Carlos González, presidente de la de Valdeacederas, se muestran satisfechos con el nuevo barrio, que parece otro. 'Han sido muchos años de espera, pero al final hemos conseguido los pisos dignos que reclamábamos y en unas condiciones buenas', aseguran. Los vecinos pagarán de 18.000 a 54.000 euros (dependiendo del tiempo que llevaban incluidos en el censo de realojables) por viviendas de 78 metros con calefacción, ascensor y cerca de la plaza de Castilla. Son las condiciones que se pactaron en 1979 con el Gobierno de UCD -siendo ministro Joaquín Garrigues Walker- para remodelar éste y otros 27 barrios de la capital donde predominaba la infravivienda.
Jackson y González explican el retraso 'por la falta de voluntad política de las diferentes administraciones, tanto la anterior del PSOE como la actual del PP, por finalizar esta operación'. 'Como invertían menos dinero del necesario, las obras se retrasaban', añade. Pero estos dirigentes vecinales admiten que existía también un problema de falta de suelos para construir porque éste era un barrio lleno de casitas sin apenas espacios libres. 'En otros barrios, como Orcasitas, había parcelas vacías y rápido levantaron las casas; aquí, para edificar los nuevos bloques, había que tirar otros, y eso siempre es mucho más complicado. Hay que reconocer que también hubo vecinos que pusieron muchas pegas cuando les fueron a expropiar su casa para levantar los bloques', concluyen.
El Ivima achaca la lentitud de la operación, además de a la falta de suelo, 'a las ocupaciones ilegales de viviendas y a los problemas judiciales derivados de las expropiaciones'. 'Tanto las casas con okupas como aquellas en las que existían discrepancias con los propietarios sobre las condiciones de la expropiación no se podían tirar hasta que existiera una resolución judicial... y eso ha dilatado todo', añaden. Aseguran que el actual Gobierno regional del PP 'ha dado un fuerte empujón a esta operación heredada de Ejecutivos anteriores'.
Un censo complicado
Una de las complicaciones de esta operación fue determinar el número de vecinos a realojar. El censo inicial era de 2.344 familias. Pero luego ese número aumentó hasta 2.813 porque se amplió la zona a remodelar para poder trazar la avenida de Asturias, que une la plaza de Castilla con el barrio del Pilar. Además, a los pisos que iban quedando vacíos entraban okupas. También, algunos hogares crecían cuando los hijos se quedaban a vivir en ellos al formar familia.En los terrenos sobrantes de la remodelación se construirán otros 1.775 pisos (400 ya en marcha). Las asociaciones de vecinos acordaron con el anterior Ejecutivo regional (del PSOE) que el 83% de esos pisos serían de protección oficial y de precio tasado, y el resto de precio libre. El Gobierno actual, del PP, ha asegurado en la Asamblea de Madrid que cumplirá el compromiso adquirido por sus predecesores. En concreto ha prometido destinar un millar de pisos a alquileres baratos (de 72 a 180 euros al mes) para jóvenes y ancianos.
La reforma de esta zona era el único fleco pendiente del Plan de Barrios en Remodelación iniciado en 1979, que suponía la construcción de 38.450 pisos públicos para alojar a los habitantes de chabolas y casas en mal estado de Palomeras y el Pozo del Tío Raimundo (Puente de Vallecas) y el Camino Alto de San Isidro (Carabanchel).
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