Clase en la peña
Cantaores y guitarristas introducen a universitarios de Jaén en el flamenco
Nico Spaann es un joven estudiante belga de Antropología al que le apasiona el flamenco. Se confiesa admirador de Camarón, Tomatito o Paco de Lucía. Tanta es su pasión por el cante jondo que ha decidido investigar en él y dedicarle su proyecto de fin de carrera. Por ello le ha venido de perlas el curso de iniciación promovido por la Peña Flamenca de Jaén y la Universidad, donde cursa estudios dentro del programa europeo Erasmus. Como no podía ser de otra manera, las clases han salido del campus buscando el entorno más propicio. Y qué mejor escenario que la castiza peña jiennense de la calle Maestra, con el aroma que desprenden las fotos de Carmen Linares, El Lebrijano, Chano Lobato, Manolo Canalejas o la cantaora Rosario López, fundadoras de la peña hace 25 años.
Nico acudió puntual, grabadora en mano, a la primera clase. 'El flamenco es un arte joven con sólo dos siglos de vida, aunque algunos historiadores creen que en la época de los romanos ya había algunos testimonios...' Así empezaba su disertación el crítico flamenco Rafael Valera, primero de los ponentes y encargado de abrir el fuego con una disertación sobre los estilos flamencos. Lo atractivo del curso es que no se queda sólo en la teoría, sino que las palabras de Valera fueron ilustradas por el cantaor Eduardo Martínez Niño Jorge y el joven guitarrista José Rojo. 'Hemos querido hacer un curso eminentemente didáctico y con mucho contenido práctico', explicaba Valera, que dirige la revista Candil, una institución en el mundo del flamenco.
Como el belga Nico Spaann, otros 70 alumnos de la Universidad jiennense han inscrito en la VI edición de este curso que, en palabras de la vicerrectora de Jaén, Carmen Rísquez, pretende 'acercar a los jóvenes algo tan enraizado en nuestra cultura'. Al curso no han llegado sólo jóvenes ligados a estudios musicales. Rocío, estudiante de Topografía, admite que su afición no es repentina, sino que desde hace años se siente atraída por los bailaores.
Verónica y Rosaída, estudian Educación Musical y echan de menos al flamenco dentro de los planes universitarios. En su carrera sólo cuentan con una asignatura optativa de música andaluza, que tampoco se centra en el flamenco. No es extraño, por tanto, que siguieran con atención la primera clase, 'porque no tenemos ni idea de los palos del flamenco'. Su compañero Antonio Sutil se mostraba, por el contrario, como un consumado experto. 'Las fusiones del flamenco con otras tendencias musicales están degradando el cante jondo; prefiero el flamenco puro', decía. Sus compañeras discrepaban con él. 'El flamenco no debe estar reñido con la fusión', añadía Rocío.
Hasta el 22 de noviembre, semanalmente, los asistentes al curso podrán escuchar a artistas de la talla de Manolo Canalejas, María Toledo o Remedios Amaya. Como ponentes estarán también Rafael Infante, de la Universidad de Sevilla, o Marcos Gutiérrez, presidente de la peña jiennense.
Cantes mineros y tarantas
El nacimiento de los estilos libres, sus derivaciones posteriores, el origen de los cantes mineros y las tarantas, los cantes de ida y vuelta y los considerados a palo seco. Este compendio de estilos y palos flamencos resume los contenidos de las primeras clases del curso de flamenco para universitarios. Con las explicaciones del crítico Rafael Valera y los ejemplos gráficos del cantaor Niño Jorge y el guitarrista José Rojo se empezó hablando, en primer lugar de los estilos libres, el verdial y sus derivaciones abandonadas como la jabera, el jabegote o la malagueña. Más tarde le tocó el turno a los fandangos, uno de los estilos que más y mejor se aflamenca en las zonas con mayor tradición.
Un curso de flamenco en Jaén no podía pasar por alto los cantes mineros, cuyo posible origen se atribuye a las minas de plomo del siglo pasado en las zonas de El Centenillo, La Carolina y Linares.
La taranta, el palo más característico de los cantes mineros, derivó posteriormente hacia las cartageneras, mineras, levanticas o murcianas, según explicó Rafael Valera.
Tampoco faltaron las descripciones sobre la granaína y la media granaína, peteneras, campanilleros, farrucas, garrotín, marianas o los llamados cantes de ida y vuelta. Otro capítulo aborda los cantes a compás, es decir, los que tienen medida y cadencia musical, incidiendo principalmente en los denominados a palo seco (tonás, martinetes, carceleras, deblas y tonadas campesinas), los encuadrados en el tronco de las seguiriyas y en las soleares, cantiñas y tangos.
Y así, mientras el Niño Jorge iba cantando a los alumnos fandangos de Huelva, verdiales, jaberas, malagueñas o cartageneras iba creciendo el ambiente en la Peña Flamenca de Jaén. El remate lo puso la conocida taranta La Gabriela, que popularizara la Niña de los Peines. Al final, ponentes, cantaores, guitarristas y universitarios acaban intercambiando opiniones con el buen vino que no falta en la peña flamenca.
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