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El Fòrum 2004 liquida el 'comité de sabios' que creó hace un año

Un año. Ésa ha sido la vida que ha tenido el consejo asesor del Fòrum 2004 -el conocido como comité de sabios- creado en septiembre de 2001 para velar por la adecuación de los contenidos del programa, pero también para salir al paso de la crisis creada por la dimisión de Josep Caminal. Ahora, la cúpula organizativa del Fòrum considera que la etapa de la validación de los contenidos ya ha concluido y, por tanto, el cometido de los sabios también. En esta tesitura, Josep Ramoneda, que forma parte del comité desde su creación, ha comunicado al consejero delegado, Jaume Pagès, y al alcalde, Joan Clos, su renuncia.

Lo cierto es que el comité de sabios casi se autoliquida, puesto que de los nueve miembros nombrados por consenso de las tres administraciones consorciadas -Gobierno central, Generalitat y Ayuntamiento- sólo quedan formalmente tres: la escritora Carme Riera, el catedrático de Medicina Joan Rodes y el director del Museo de la Ciencia, Jorge Wagensberg. Los demás miembros han ido dejando el consejo por diversos motivos.

La fórmula de creación de este comité se ideó hace un año, en plena crisis abierta por la dimisión de Josep Caminal como consejero delegado, en septiembre de 2001. Entonces la dirección colegiada del Fòrum -cuyas riendas asumió de forma provisional, pero con firmeza, el concejal de Cultura, Ferran Mascarell- decidió que era necesario que el Fòrum estuviera más relacionado con las instituciones cuturales.

Por eso se creó el comité asesor, que inicialmente iba a ser de siete miembros. Luego se amplió a nueve, en pos de un mayor equilibrio ideológico que reflejara la diversidad política de las tres administraciones impulsoras del 2004, cada una de ellas gobernada por un partido distinto: el Partido Popular en el Gobierno central, Convergència i Unió en la Generalitat y el Partit dels Socialistes en el Ayuntamiento.

Posteriormente, varios de los expertos nombrados se vieron obligados a abandonar la comisión, al recibir encargos de la propia dirección del Fòrum. Ése fue el motivo, por ejemplo, por el que dimitió Vicenç Villatoro -director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión-, ya que pasó a asesorar la exposición sobre la lengua que prepara la empresa norteamericana Applebaum, y del sociólogo Manuel Castells, que dirigirá uno de los debates centrales sobre la globalización. En septiembre pasado se conoció, además, la dimisión del ex rector de la Universidad Pompeu Fabra Enric Argullol: en este caso, no por incompatibilidad, sino por diferencias con los responsables políticos. Otros miembros nombrados han asistido a las reuniones de forma intermitente: el periodista Valentí Puig, director general de la edición catalana del diario Abc, apenas se involucró, por falta de tiempo; Jorge Wagensberg se incorporó a las reuniones en la segunda etapa, tras registrarse los primeros abandonos, y Carme Riera ha asistido hasta donde le han permitido sus compromisos editoriales. El caso de Óscar Tusquets es distinto: el arquitecto asistió con regularidad a las reuniones hasta el pasado julio, cuando se aprobó el programa provisional. Luego ha dado por concluida la tarea del comité.

El periodista y director del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Josep Ramoneda, comunicó su renuncia a Pagès y al alcalde de Barcelona en los días pasados. La marcha de Ramoneda está relacionada con la pérdida de consideración del trabajo que venía realizando el consejo.

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La mengua de peso intelectual en la cúpula del Fórum, acompañada por un progresivo aumento de responsabilidades de gestores y políticos en el diseño de los contenidos, ha suscitado diversas críticas ciudadanas. Un reciente congreso de antropólogos celebrado en Barcelona en septiembre al que asistieron especialistas de diversos países concluyó con un documento crítico por la dependencia del poder político que, a su juicio, aquejaba al programa del 2004. No hubo respuesta del Fòrum.

Algunos miembros del Consejo de Administración del Fòrum mostraron ayer su sorpresa por la dimisión de Ramoneda. Consideran que el trabajo del comité asesor todavía no ha concluido y valoran sus aportaciones, como la de la exposición sobre las ciudades recientemente aprobada.

El Ayuntamiento de Barcelona no quiso hacer ayer comentario alguno sobre esta nueva crisis, a la que se ha llegado debido a una falta de decisión sobre el quehacer de la comisión. Si en abril se daba por segura la renovación del comité tras las primeras incompatibilidades planteadas, sucesivamente se fue dando largas a los cambios. Eso corría paralelo a la sensación de varios de los expertos de que sus opiniones tenían escaso eco en el seno del Consejo de Administración.

La tensión afloró cuando se aprobó el programa provisional y se dio a conocer a los medios de comunicación. En aquel momento, el comité de sabios abogaba por retrasar esa presentación ya que no había podido expresar su criterio sobre los espectáculos programados en la plaza del Fòrum, el principal escenario del evento. A sus quejas por la falta de tiempo con que les habían sido suministradas las propuestas, la dirección contestó veladamente que la comisión 'no había hecho los deberes'.

Pese a que el consejo asesor es un órgano nombrado por el presidente del consorcio -el propio alcalde-, fuentes del Fòrum insistieron ayer en que se trata de un comité más de los varios que existen y en que su extinción no tiene mayor importancia. 'Ya sólo resta incorporar las sugerencias recibidas a través del proceso de participación por Internet, abierto hace dos meses con una consulta a través de la web del Fòrum, que expira mañana', señalaban las mismas fuentes, las cuales dejaron claro que para ese cometido ya no es preciso contar con el comité asesor. 'En todo caso, se podría convocar una reunión para el mes de enero para que dieran su opinión'.

Sin embargo, en el momento en que se creó, al comité le fue atribuida la capacidad de 'validar' todos los contenidos antes de su aprobación en el Consejo de Administración. Tales atribuciones le fueron concedidas tras las críticas que había motivado la gestión llevada a cabo por el primer consejero delegado del Fòrum, el ingeniero Jaume Sodupe, a quien diversos sectores culturales y ciudadanos le recriminaron que no se hubiera mostrado suficientemente abierto a sus propuestas.

Un año después, las quejas de falta de participación y desconocimiento de los contenidos siguen abiertas. La dirección suele contestar negándola o mostrando un abierto malestar. Recientemente, Pagès mostró públicamente su enfado en un debate de Tribuna Barcelona en el que se le preguntó, de forma irónica, por 'el misterio del Fòrum'.

Dispositivo policial

Mientras el comité de sabios prácticamente expiraba, ayer se decidió crear la comisión de seguridad del Fòrum, a la que corresponderá articular todo el dispositivo de seguridad para los cinco meses en que se desarrollará el evento: del 9 de mayo al 24 de septiembre. El presidente de esa comisión será el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astorla Huarte-Mendicoa.

La comisión se constituirá formalmente el próximo jueves y, entre otras cosas, deberá estudiar cuál será el despliegue de agentes y la cobertura del recinto del Fòrum, que concentrará las principales actividades del evento.

Se tratará de un dispositivo muy diferente al que conoció Barcelona durante los Juegos Olímpicos de 1992, ya que a diferencia de éstos, que duraron dos semanas, las actividades de 2004 se prolongarán cinco meses, con fluctuaciones, cabe esperar que muy marcadas, tanto de asistentes como de personalidades que acudirán a los actos. La próxima semana se decidirá qué cuerpos policiales se integrarán en la comisión de seguridad.

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