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Una sentencia lamenta que coincidan en los pasillos testigos y acusados

El juez David Cubero, del Juzgado de lo Penal 14, lamenta en una sentencia que las deficiencias en infraestructura que padecen muchas sedes judiciales hagan coincidir a testigos y acusados en un mismo pasillo antes del juicio. El magistrado lo denuncia en una sentencia en la que ha impuesto dos años de cárcel a una inmigrante nigeriana, Elisabeth S., por obligar a una compatriota suya a ejercer la prostitución tras traerla a Madrid y retenerle la documentación que ella había obtenido del Gobierno español.

Aparte de la condena, lo llamativo de este caso es que el juez permitió que la víctima, que había sido catalogada como testigo protegido, declarase en el juicio a través de vídeoconferencia y desde otra sede judicial alejada de la plaza de Castilla. El juez lo hizo así para evitar que la acusada o sus familiares pudieran coaccionar a la víctima al verla en los pasillos de la sala de vistas, según explica en la sentencia.

El juez declara probado que, en septiembre de 1999, Elisabeth llamó a la víctima a su telefóno móvil a Ceuta y le ofreció su casa. La víctima, por indicación de la acusada, se fue a vivir con ella a una casa que ésta poseía en Madrid. Al llegar a la capital, Elisabeth le retuvo el pasaporte y el resto de documentación. Y, a cambio de la estancia en su casa, le exigió el pago de 42.000 euros y le obligó a ejercer la prostitución. Trabajó como prostituta en Zaragoza, Ibiza y Madrid, siempre bajo control de Elisabeth 'y sin que tuviera otra posibilidad de actividad laboral', según la sentencia, dictada por el magistrado David Cubero, titular del juzgado de lo penal 14. La víctima se dedicó a la prostitución hasta Junio de 2001, ingresando el dinero que ganaba por tal actividad a Elisabeth.

La defensa de la acusada protestó por el hecho de que la declaración de la testigo se hubiese hecho por vídeoconferencia. El juez sostiene en la sentencia que la medida fue impecable. Y lo razona: 'El submundo de la prostitución de personas venidas del África subsahariana es muy cerrado. Se debe hacer un esfuerzo por comprender en qué situación viven estas personas, sin arraigo alguno en nuestro país, sin conocimiento del idioma, con un nivel cultural bajísimo'.

'El biombo que tantas veces utilizamos', continúa, 'sirve para separar físicamente al testigo del acusado, pero nada impide que allegados del acusado estén presentes en el pasillo y puedan influir en el ánimo extremadamente vulnerable de quien se encuentra en una posición testifical tan delicada como la de estas jóvenes'.

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