Napoleón acecha Madrid
40 aficionados a la historia recrean en Somosierra una batalla de la Guerra de la Independencia
Ni el frío ni el viento ni la gélida lluvia que se hacían notar con fuerza en los 1.440 metros de altitud del puerto de Somosierra lograron en la mañana de ayer doblegar el espíritu guerrero de las 40 personas que, vestidas de soldados de la época napoleónica y venidas de Madrid, el País Vasco, A Coruña, Zaragoza, el Bierzo y el sur de Francia, se propusieron representar lo acaecido en esos mismos lares hace 194 años.
La batalla de Somosierra, en la que 18.000 franceses se enfrentaron y vencieron a 10.000 españoles el 30 de noviembre de 1808, ha pasado a la historia por la gesta militar que protagonizaron 150 jinetes de la caballería polaca. Los españoles disponían de cuatro baterías con 16 cañones, que, estratégicamente apostadas en la ladera norte del puerto, castigaron sin cesar a las tropas francesas desde el amanecer. Napoleón, impotente, sin más opciones, y resistiéndose a retrasar por más tiempo su avance hacia Madrid, decidió tomar el puerto a la brava: lanzó a 150 jinetes polacos, un cuerpo militar de élite, contra la artillería española. La mitad fallecieron antes de alcanzar los cañones, pero el ímpetu de los que alcanzaron la cima hizo huir, despavoridos, a los militares españoles ladera abajo.
Recrear viejas batallas militares es una afición poco conocida en España, pero en otros países, como Francia o el Reino Unido, es toda una tradición. Los aficionados rastrean viejos libros de batallas a la búsqueda de uniformes que luego reproducen al detalle con paños o telas de algodón y lana. También deben hacerse con reproducciones de armas (fusiles de sílex, bayonetas...) y sombreros (bicornios, morriones...).
'Un equipo completo supera las 1.800 euros', afirma José Carlos Iribarren, un vecino de San Sebastián (País Vasco), que ayer actuaba de artillero de las tropas españolas. En Somosierra también había media docena de tiradores del Bierzo (llegados de la provincia de León), varios artilleros procedentes de A Coruña y San Sebastián, una decena de Voluntarios de Madrid (regimiento surgido en la rebelión del 2 de mayo de 1808). Todos ellos representaban al ejército español derrotado en la sierra. Por el ejército francés había ocho hombres, llegados del departamento de los Bajos Pirineos, en el suroeste francés.
Equipados con 30 fusiles y un cañón (todos reproducciones de la época), los aficionados a las viejas batallas representaron, por primera vez y durante casi una hora, lo que, aproximadamente, debió de ser la derrota de Somosierra.
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