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'Yo venía a ganar la Vuelta'

Aitor González (Zumarraga, Guipúzcoa, 27 de febrero de 1975) está tumbado en la cama. Hace un par de horas que ha desayunado y antes de que empiece la penúltima etapa de la Vuelta, de la que probablemente será su Vuelta, tiene tiempo de volver a la habitación que comparte con Juan José de los Ángeles, desnudarse, meterse en la cama y enchufar la tele para pasar el rato. No parece un ciclista en vísperas de ganar la Vuelta. Es puro relax. A su lado, de charla, dos compañeros de equipo, De los Ángeles y Carlos García Quesada.

Pregunta. ¿Está usted nervioso sabiéndose lo que se juega en la contrarreloj del Bernabéu?

Respuesta. ¿Yo nervioso? No, para nada. Quien tiene que estar nervioso es Roberto Heras, que llegamos a mi terreno.

Vuelta 2002| 20

Ávila-Warner Bros Park, 141,2 kms. ETAPA 1. Angelo Furlan (Alessio) 3h 8s. 2. Alessandro Petacchi (Fassa) m.t. 3. Erik Zabel (Telekom) m.t. 9. Ángel Edo (Milaneza) m.t. GENERAL 1. Roberto Heras (US Postal) 74h 24m50s 2. Aitor González (Kelme) a 1m 8s. 3. Óscar Sevilla (Kelme) a 1m 45s. 4. Joseba Beloki (ONCE) a 2m 9s. ETAPA DE HOY (ÚTIMA) Warner B. P.-Madrid (C.R.I.), 41,2 kms

P. Y además le temerá, porque le asestó un buen golpe moral en Ávila...

R. No es para tanto. Era un final que me venía muy bien. Y si le recortaba unos segundos, pues mejor.

P. Pero le aventaja en más de un minuto y ha dicho que está muy tranquilo y concentrado.

R. Es que Roberto es así, cuando está muy bien sabe ser frío, está en su línea. Sabe aguantar muy bien la presión.

P. Entonces, ¿le teme?

R. Mi mayor temor es sufrir un pinchazo. No conozco el recorrido, pero me han contado que es muy diferente al de Córdoba, creo que me viene mejor.

P. ¿Se imaginaba encontrarse en esta situación, casi ganador de la Vuelta, cuando la empezó?

R. Yo venía a ganar la Vuelta, pero son tres semanas y hay muchos factores que pueden determinar el resultado.

P. ¿Conocía los puertos más importantes de la Vuelta? ¿Los había subido antes alguna vez?

R. No, desconocía casi todos.

P. ¿Y eso no es un problema, por ejemplo, a la hora de irse tras Heras, de cebarse o no cebarse en un determinado momento?

R. En los puertos todo se resume a saber dónde tienes el umbral del dolor, a sufrir.

P. Puede ganar la Vuelta pese a todos los problemas que ha habido en el equipo, la traición a Sevilla y después de eso se ha aireado un historial en el que usted figura como persona non grata para la mayoría de sus compañeros.

R. Pero es que todo lo que se ha contado de mi relación con el equipo viene al margen de lo que ha pasado en la carrera. La prensa ha puesto mucho. Y los problemas antiguos han sido con un grupo de ciclistas que ya ni están en el equipo.

P. ¿No es verdad que después de coger más de 30 minutos en la escapada de Pontarlier en el Tour de 2001 les dijo a sus compañeros que al día siguiente le tendrían que subir los bidones?

R. El problema es que yo digo muchas cosas en broma y me lo toman en serio. Me acuerdo que aquel día un compañero me dijo que lo que tenía que hacer era escaparme solo todos los días, ganar media hora y ganar todas las clasificaciones, y yo le respondí, riéndome, que entonces él me tendría que subir los bidones.

P. Entonces, ¿el equipo es una balsa de aceite?

R. Si hubiera habido problemas en el equipo yo no habría ido al Giro como líder, y tampoco me habrían traído a la Vuelta con Sevilla.

P. Pero su relación con el director, con Vicente Belda, no parece la mejor del mundo.

R. Con Belda tengo una relación normal, de director a corredor, tampoco como para ir de copas todos los fines de semana.

P. Su progresión ha sido extraña. Entró en el Kelme después de pasar por el equipo B, y aunque ha mostrado algunos destellos, tampoco era un corredor que llegara precedido de gran fama.

R. Uno va progresando y luchando contra todo y contra todos. Me ha costado mucho trabajo llegar hasta donde estoy. Como amateur ya destacaba en las contrarreloj y si llegaba con buen peso pasaba bien la montaña, pero cuando se llega a profesional nadie sabe cómo van a salir las cosas.

P. Y aquí está usted: posible ganador de la Vuelta y uno de los grandes favoritos para ganar el Mundial contrarreloj dentro de 10 días.

R. Me atrae muchísimo lo del Mundial. Tanto que después de la Vuelta no voy a ir a casa, a Alicante, para no meterme en homenajes ni fiestas. Quizás me quede aquí, en Madrid, en casa de mi amigo Perdiguero. Por estar una semana fuera no pasa nada.

P. Y después de la Vuelta, la progresión lógica habla de pensar en el Tour.

R. Y ya pienso. Armstrong lleva ya cuatro años en la cima, y tendrá que fallar en algún momento, a menos que sea de otro planeta. Tiene que estar ya en el umbral. Y para cuando falle, habrá un grupo de corredores allí esperando, y entre ellos estaré yo.

P. Usted nació en el País Vasco pero vive en Alicante. ¿Se considera vasco? ¿Cómo hay que llamarle, vasco, valenciano, alicantino, guipuzcoano?

R. Me da igual lo que pongan. No es un problema que me importe. Yo tengo la familia y amigos en el País Vasco, y también más familia y más amigos en Alicante. Soy de todas partes.

P. ¿Ha tenido algún ídolo?

R. Sí, el más grande.

P. ¿Indurain?

R. Claro.

Más información en la página 5 de Madrid.

Aitor González en la pasada etapa contrarreloj que ganó en Córdoba.
Aitor González en la pasada etapa contrarreloj que ganó en Córdoba.EFE

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