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Reportaje:

La aventura de ir al campo

Un grupo de minusválidos físicos realiza una ruta de senderismo por Sierra Nevada

La montaña no es coto reservado para cuerpos en buena forma. Así lo constató ayer un grupo compuesto por una treintena de minusválidos físicos que, con la ayuda de otros tantos voluntarios, realizó una excursión de cinco horas por una ruta de Sierra Nevada. Algunos de ellos no habían disfrutado casi nunca de la naturaleza.

Si para la mayor parte de la gente un paseo y una merienda en el campo es un recurso habitual para pasar los días festivos, los participantes en esta excursión los toman como toda una aventura y un reto personal que recordarán en muchas ocasiones.

Ésta es la segunda salida al campo que organiza la Asociación de Parapléjicos y Grandes Minusvalías (Aspaym) y la Federación Provincial de Minusválidos Físicos. La financiación para este proyecto corresponde a Attitudes, una iniciativa de ayuda social creada por la marca de automóviles Audi.

María Cruz Jiménez, de 50 años, se apuntó a ambas excursiones y con ello ha cumplido uno de sus grandes sueños, que es moverse por el campo y disfrutar de la naturaleza. No tiene apenas movilidad, se traslada de un sitio a otro en una silla de ruedas eléctrica, pero vive sola y realiza actividades difíciles de concebir en una persona con su discapacidad.

'He tenido durante varios veranos consecutivos a una niña de acogida procedente del Sáhara', cuenta orgullosa María Cruz. El cariño por esta niña de ocho años, a la que asegura que cuidaba perfectamente, llevó a esta mujer a viajar al Sáhara para conocer de primera mano los campamentos de refugiados de los que tanto había oído hablar.

Después de un viaje como éste, una excursión de siete kilómetros a la Fuente del Hervidero, en Sierra Nevada, no es un gran obstáculo para María Cruz. 'La determinación y las ganas son los ingredientes más importantes para este tipo de aventuras'.

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A pesar de todo, ella y la mayor parte de los minusválidos que ayer recorrieron una de las rutas más conocidas del entorno granadino necesitaron de la ayuda de voluntarios, la mayor parte muy jóvenes. Casi todos pertenecen a la Fundación Escuela y Solidaridad y a la Asociación Ilíber. 'En este tipo de actividades establecemos contacto con personas que tienen otras prioridades y necesidades', cuenta uno de los voluntarios.

Algunos incluso llegan a entablar amistades como la de Álex y un grupo de voluntarios que se conocieron este verano y desde entonces van juntos a casi todas las actividades de este tipo que se organizan. Álex tiene 17 años y él mismo, con la ayuda de su padre, ha fabricado un triciclo adaptado a su minusvalía que le permite tener bastante autonomía para moverse. El aparato es conocido por sus amigos voluntarios como La Cleta.

La federación ha comenzado a crear sillas de montaña mediante adaptaciones del manillar o de las ruedas, para conseguir poco a poco una equipación adecuada a estas excursiones. El objetivo es descubrir la naturaleza a personas para las que parecía estar vetada.

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