Los satélites Iridium e Inmarsat facilitan la comunicación de la base española Gabriel de Castilla en el Polo Sur

La base española Gabriel de Castilla está fuera del trazado que seguirá la línea de cable de fibra óptica que pretende instalar el Gobierno de Estados Unidos en la Antártida. Pero a los científicos españoles tampoco les preocupa demasiado.

Desde hace dos campañas sus problemas de comunicación son menores: usan los satélites para comunicar con la mayoría de estaciones del Polo Sur. También para charlar con la familia, algo vital para personas que viven a 13.000 kilómetros de casa y soportan condiciones de vida muy duras.

Iridium e Inmarsat abrieron una alternativa al enlace HF, ondas magnéticas muy direccionales, como las que recibe un televisor, y sensibles a cualquier interferencia. Como los aparatos informáticos y máquinas de medición que utilizan en la estación generan muchos ruidos, la conexión a Internet era complicada. Ahora, los satélites duplican la capacidad de transmisión del sistema HF, sin interferencias, además de facilitar el acceso a Internet.

La comunicación se realiza con dos enlaces. Uno de voz vía satélite; el segundo, para los datos, que se transmiten mediante una conexión de 64 Kbps, RDSI, también vía satélite. Además cuentan con un enlace secundario de voz por radio.

El enlace con la otra base española en la Antártida, la Juan Carlos I y con el buque de investigaciones oceanográficas Hespérides, se establece, todavía, a través del enlace de radio y por la conexión telefónica para barcos VHF en Banda Marina.

El cometido de la Gabriel de Castilla es la investigación y prueba de equipos y material en condiciones extremas.

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