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Crónica:FÚTBOL | Nuevo éxito español en categorías inferiores
Crónica
Texto informativo con interpretación

España continúa en la gloria

La selección sub 19 de Iñaki Sáez se proclama campeona de Europa con un gol de Fernando Torres

Se quiera o no, por más kilos de oficio que se vuelquen, por más litros de sudor que se derramen, por más vueltas que se dé a la ruleta de la fortuna, lo más seguro en el fútbol es apostar por el arte, que se quiera o no, acostumbra a resolver los partidos. Por eso conviene apostar por futbolistas como Fernando Torres, que tiene el gol en las venas y en las piernas, o por Reyes, puro tacto con el balón, o por Iniesta, pura inteligencia. Apostar en suma por una selección juvenil española que ayer sumó el único título que le faltaba en su amplio palmarés. Le faltaba porque es una categoría (la sub 19) de nueva creación. Y la cazó en su acción preferida: la que combina la precisión de Iniesta y la velocidad de Torres para doblegar a la defensa y superar hasta un error en su primer intento de disparo. Eso se llama hambre de gol, voracidad, confianza.

ESPAÑA 1| ALEMANIA 0

España: Moyá; Zubiaurre, Murillo, Jarque, Peña; Solabarrieta, Iniesta (Melli, m. 84); Pina, Sergio (Jonan García, m. 63), Reyes (Carmelo, m. 71); y Fernando Torres. Alemania: Haas; Volz (Odonkor, m. 61), Crone (Lahm, m. 61), Fatih, Meyer; Lehmann, Wingerter; Riether, Trochowski, Masmanidis (Schied, m. 77); y Hanke. Goles: 1-0. M. 54. Balón en profundidad de Iniesta a Fernando Torres que superar, por velocidad a Crone y encara a Haas. Falla en su primer intento de disparo pero mete la puntera para desviar finalmente el balón. Árbitro: Darko Ceferin, de Eslovenia. Amonestó a Iniesta y a Voltz. Unos 8.000 espectadores en el estadio Ullevaal de Oslo. Asistieron el Secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio Gómez Angulo, y el presidente de la Federación Española de Fútbol, Angel María Villar.

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Iñaki Sáez, que ayer se despedía de las categorías inferiores para iniciar su trabajo con la selección absoluta, lo hizo como acostumbra, con éxito y con humildad. Tiene Sáez la virtud de promover el fútbol sencillo y de mantener la firmeza de sus ideas: una alineación y hasta los cambios previstos. Todo previsto. Lo imprevisto le corresponde a los futbolistas. Así ha sido campeón del mundo y de Europa y así apunta a la selección absoluta. Ni Alemania le intimidó, ni le cambió el guión.

Es curioso. Los juveniles alemanes, entrenados por dos exponentes del más genuino estilo teutón, Stielike y Hrubesch, han decidido seguir los pasos de Ballack o Schneider, prefieren el toque al salto, el hilo al descosido. Incluso parecen futbolistas sutiles, educados en el manejo de la pelota sin perder un ápice de intimidación por envergadura, de espíritu despiadado por insistencia. Otra Alemania, en suma, que decidió adueñarse del balón y gobernar el partido con la parsimonia que siempre otorga la posesión del don más preciado, ese artefacto redondo que antaño se maltrataba a golpes y ahora se mima como si sólo hubiera uno y conviene no pincharlo para seguir jugando.

Así que el partido tenía, a priori, un trazo sutil, una suerte de invitación al buen fútbol, incluso a la elegancia que, sin embargo, se fue deshilvanando poco a poco. Sería porque las prevenciones no entienden de edad en el fútbol y desde infantiles se aprende a guarecerse del contrario, más que a intimidarlo; o quizás porque la juventud tiene limitaciones insalvables, o porque ambos equipos eran tan iguales que el uno, el alemán, tan aseado en el toque, aún tiene por superar la asignatura del ingenio (aunque está en camino) o porque el otro, el español, empeñado en el contragolpe, a sabiendas de su superior velocidad en ataque, tropezó con el infortunio (nadie es pefecto) de sus tres mosqueteros más afamados (Torres, Reyes y Sergio), que malgastaron cinco ocasiones por obra y gracia del mejor hombre del partido, el guardameta alemán Haas. Lo mismo sacaba una mano en un instante, que oponía su corpachón a una volea a bocajarro, que se levantaba como un resorte para repeler de nuevo el subsiguiente disparo.

Hasta que llegó Torres y con la puntera le desvió un balón que apuntaba al poste y halló la red tras rozarlo con suspense. Era el premio a un futbolista voraz, a una selección que sin despreciar el oficio no renuncia al arte y a un seleccionador que lleva años demostrando que España tiene cantera. Aunque nadie le haga caso.

Fernando Torres intenta superar al portero alemán, Haas.
Fernando Torres intenta superar al portero alemán, Haas.REUTERS

Pichichi en títulos, pichichi en goles

Seguramente, el Campeonato Europeo juvenil dejará para España dos nombres propios. Uno, el del seleccionador, Iñaki Sáez, probablemente el técnico español con más títulos en sus vitrinas. Ayer añadió uno más a una larga colección que incluye el Mundial sub 20 de 1999, el Campeonato de Europa sub 18, de 1995, la Meridian Cup sub 17 de 1999 y 2001, los campeonatos de Europa sub 16 de 1997, 1999 y 2001, así como la medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. España no falla casi nunca en las categorías inferiores, allí donde teóricamente se fraguan los futbolistas del futuro. Futbolistas como Fernando Torres que ayer hizo doblete europeo. Ya fue campeón sub 16 en Inglaterra y ayer, sub 19 en Noruega. En ambos casos como máximo goleador del torneo. Vive del gol y para el gol, por y para el espectáculo. El Niño hace tiempo que ya es mayor.

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