'La poesía está en la base de lo que intento hacer'
Textos de Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Calderón de la Barca, San Juan de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz o Rubén Darío. El pianista José María Vitier, creador de las bandas sonoras de películas como Fresa y chocolate, y autor de Misa cubana y Salmos de las Américas, los ha musicado para que los canten en el disco Canciones del Buen Amor artistas españoles como Aute, José María Cano y Martirio, cubanos como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Miriam Ramos, Anabell López, Amaury Pérez o Pedro Luis Ferrer, la venezolana Cecilia Todd, el brasileño Ivan Lins y el uruguayo Jorge Drexler.
'Desde que comencé en la música, sin saberlo, estaba preparando este disco', afirma José María Vitier (La Habana, 1954). 'El primer impacto me lo produjeron trovadores en el final de sus vidas centenarias. Allí, en Santiago de Cuba, en 1971, se decidió mi destino, porque yo estudiaba música para ser pianista. Me estremeció ese compromiso tan profundo con la belleza, con la emoción. El disco es el intento por rescatar mis esfuerzos como compositor de canciones. Y una deuda con la poesía. Nací en un hogar de poetas y he vivido más cerca de la poesía incluso que de la música'.
'La música, además de un entretenimiento, es una forma de entender el mundo'
El título supone un claro guiño al Libro del Buen Amor. 'Es un disco de amor triunfante, del amor que fue posible y valió la pena', dice. Un verso de Alberti, Cuba dentro de un piano, había dado nombre al anterior. 'En todos mis discos hay una clave poética. Incluso en Habana secreta, por aquel ensayo tremendo de La Cuba secreta, de María Zambrano. La poesía está en la base de lo que trato de hacer en la música', afirma. 'La música, además de un entretenimiento espectacular, es una forma de interpretar el mundo. Le atribuyo la misma carga conceptual que tiene la literatura. A mí no me preocupa tanto que no se valore la música, lo que me asusta es que se esté infravalorando al público. Como si la gente fuera tonta'.Explica que varias canciones las compuso para la voz de Pablo Milanés. 'Pero en esta lotería tuve que hacerle una nueva porque otros se abalanzaron antes sobre las canciones. Yo les daba a cada uno maquetas con tres o cuatro: la posibilidad de que más de uno eligiera la misma canción era muy alta. ¡Pues no ocurrió!. Fue un proceso delicado donde el azar jugó un papel quizá excesivo. Y por eso me sorprende más el resultado'.
José María Vitier ha creado las bandas sonoras de Fresa y chocolate, El siglo de las luces o Cosas que dejé en La Habana. Alrededor de cincuenta. Las más recientes son Paraíso bajo las estrellas y Lista de espera. 'Últimamente he estado dedicado a otras cosas. Estoy penetrando cautelosamente en el mundo del musical y tengo un proyecto de disco con Chucho Valdés', cuenta.
Su Misa cubana se estrenó en la catedral de La Habana el 8 de diciembre de 1996 y el entonces ministro de cultura, Armando Hart, confesó que era la primera misa a la que asistía desde el triunfo de la revolución. 'Una lección colectiva de tolerancia, y recíproca, porque la Iglesia acogió al elenco, y el cardenal asumió el reto de estar con Silvio Rodríguez, con toda la carga que eso tiene'. Se tocaron fragmentos de la obra durante el encuentro de Juan Pablo II con los intelectuales. 'Hubo que repetir el Salve Regina, una contradanza muy alegre que el cardenal y el Papa aplaudieron mucho'. Luego la plaza de la Revolución: 'Yo dirigí la orquesta sinfónica y se cantó la Plegaria a la Virgen ante un millón de personas. No puede haber un público mayor y que se oiga. Fue muy emocionante. Aunque siempre lo es porque uno no hace estas cosas para llenarse las arcas, sino para recibir una retribución espiritual'.
Babelia
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