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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Beirut me mata

Catherine David, una de las comisarias más astutas y ubicuas en el paisaje estéril -o nada auténtico- enterrado bajo el cemento del mercado, ha dividido y sigue dividiendo a los críticos, pero no a los que han seguido con intuición sus desmenuzados análisis sobre la realidad del mundo del arte que parecen salidos de una mente rápida como una turbina. Sugestiva y profunda, en sus planteamientos más audaces hay una oculta precisión. Las obras que presenta estos días en la Tàpies resumen un proyecto en progresión que comenzó el pasado mes de octubre en la Universidad Internacional de Sevilla, con trabajos de artistas visuales, arquitectos y escritores, en un intento de profundizar sobre lo que ocurre en diversas zonas del mundo árabe, en concreto Beirut. Una cristalización enfocada hacia dos temas principales: la ciudad como reserva para la memoria colectiva de sus habitantes por medio de metáforas como la amnesia, el martirio y la culpa, y la preservación física de la tradición y de la ruina. 'Estos autores tratan de encontrar representaciones contemporáneas para ser capaces de enfrentarse con la realidad de su ciudad. Y todos se dan cuenta de que no hay teorías, no hay formas de representación que lleguen a la altura de la complejidad fenomenológica del Líbano contemporáneo', afirma la curadora parisiense.

REPRESENTACIONES ÁRABES CONTEMPORÁNEAS. BEIRUT/LÍBANO

Fundación Tàpies Aragón, 255. Barcelona Hasta el 14 de julio

El montaje de David representa una sutil apoteosis de compromiso del que debería gozar todo teórico enfrentado a las cuestiones profundamente perturbadoras de su relación con el Otro. No existe un principio de Arquímedes que le pueda otorgar ese poder epistemológico de juzgar el mundo -esas culturas inmersas en la dominación imperial- así que la comisaria, siguiendo a Edward Said, reconoce su 'autoridad' (el de la centralidad geográfica europea) al afirmar que vivimos en sociedades donde las representaciones -la producción y circulación de los bienes materiales, su historia e interpretación- son el auténtico elemento cultural. Representaciones árabes... niega el carácter de 'exposición' de las obras, la mayoría vídeos, fotografías y textos, para abundar en la idea de las dimensiones del hecho estético, no como una colección de objetos, sino con relación al mundo social y político de un país ocupado por Siria y que sigue en guerra con Israel, y de su capital, un 'espacio experimental' donde a principios de los noventa una misma generación de artistas visuales empezaron a pensar, actuar y problematizar sobre un estado social muy difícil de entender desde el racionalismo occidental.

Si pensamos que el único edificio

que funciona cerca de la antigua plaza de los Mártires (el corazón simbólico de Beirut) es el nuevo Virgin Megastore, gracias al emporio Solidere (en 1992, el Gobierno libanés, manipulado por influyentes grupos y hombres de negocios, promulgó una ley que expropió toda la propiedad privada en una zona de la capital y se la ofreció para su reurbanización a esta empresa privada), la música que debería sonar como un alienante disney-house es el de la taladrante colonización de la sociedad civil por el capital. Este aspecto es analizado por el arquitecto Naji Assi, quien desde hace unos años trabaja con un grupo de estudiantes de Rouaisset -una zona de Beirut creada en los años treinta para trabajadores shiíe del sur del Líbano-; el barrio creció, pero con la imposibilidad de extenderse más allá del espacio asignado, así que se convirtió en un caos donde alcantarillas no discurren por sus cauces naturales ni las coladas se cuelgan a la napolitana. La congestión y el delirio interior de los edificios se representa en una serie de imágenes que contrastan con las fotografías elegiacas del sur del Líbano de Paola Yacoub y Muchel Lasserre. Marwan Rechmaoui crea a escala el Monument for the living, el rascacielos más alto de Beirut que nunca fue terminado y que se utilizó como prisión durante la guerra civil. Destacan también las obras de Tony Chakar, quien reconstruye la memoria del padre 'mártir' en 4 cotton underwear for Tony; o Rabih Mroué, que intenta desenmascarar en Three posters el concepto de sufrimiento dentro del contexto de desintegración ideológica del partido comunista libanés. El vídeo de Jalal Toufic, Ashura: this blood spilled in my veins, descubre cómo la memoria se transfiere a través de la tortura en una dolorosa festividad anual que golpea la memoria colectiva durante una semana. En resumen, es poco probable que el visitante vea con placer estas obras, pero al estar presentadas de una forma tan convincente uno piensa que los esfuerzos de David por explicar los significados culturales escapan de la condescendencia tanto como del lugar común del simulacro en los museos.

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