Sedante paisaje entre los bosques gallegos
CASA DOÑANO, una austera opción de turismo rural próxima a Ribadeo
Continúa la diáspora de madrileños obnubilados por la paz del campo. Mercedes Pascual Andrés y su marido, Stjephan Valogh Moreira, pusieron rumbo al norte cuando ya no podían aguantar un minuto más las prisas ni los malos humos de la ciudad. Atraídos por el señuelo en auge del turismo rural, adquirieron a los pies del monte Mondigo, en la vertiente lucense del Eo, una casona de piedra levantada en 1907 por un gallego que había hecho fortuna en Cuba. El resultado, una vez terminadas las reformas pertinentes, salta a la vista. Fachada de mampostería ajustada con mortero claro, aleros de pizarra alineados a escuadra, agujas esquineras en granito, ventanucos tradicionales al abrigo del orvallo y los vientos atlánticos... Alrededor de la casa y su hórreo se extiende un prado de más de 4.000 metros cuadrados, aperitivo de los grandes bosques de pinos y eucaliptos que alfombran esta zona del concello de Ribadeo.
CASA DOÑANO
Categoría oficial: casa de turismo rural. Dirección: Cubelas. Vilela (Lugo). Teléfono: 982 13 74 29. Fax: 982 13 74 29. Central de reservas: 902 10 38 92. Internet: www.rusticae.es. Instalaciones: jardín, salón con chimenea, sala de convenciones (20 personas), bar, comedor. Habitaciones: ocho dobles con baño, calefacción, teléfono, TV, carta de almohadas y secador de pelo. Servicios: una habitación para discapacitados, no admite perros, alquiler de bicicletas. Precios: temporada alta, 57,10 euros + 7% IVA; temporada baja, 48,80 + 7% IVA; desayuno, 4,21 + 7% IVA. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, MasterCard, Visa, 6000. Arquitectura ... 7 Decoración ... 5 Estado de conservación ... 8 Confortabilidad habitaciones ... 4 Aseos ... 6 Ambiente ... 6 Desayuno ... 5 Atención ... 7 Tranquilidad ... 9 Instalaciones ... 4
Todo ello se paladea mejor en días soleados, cuando el alma de Galicia se libera de sus bruxas y su santa compaña. Suficientes penumbras encierra ya la casa en sus paredones de piedra vista, incluso en algunas de sus habitaciones, pintadas de rojo sanguíneo o azul oscuro. Bajo el tamiz de una cuidada iluminación, abiertas las puertas de par en par, tres salones contiguos de sofá y chimenea -el último, comedor de desayunos- se distribuyen los espacios a ras de calle. Los tres muy hogareños, fragantes de gavilla y castaño, decorados con la rusticidad que plantea el marketing turístico rural.
En la planta superior hallan acomodo siete de los ocho dormitorios, en clave igualmente silvestre, austeros hasta el aburrimiento. Sin un sillón donde recostarse, las horas se dilatan entre los almohadones de las camas o ante el espejo del cuarto de baño, único espacio a salvo de tanto rigor pastoral. Las vistas desde cualquier ángulo de la habitación privilegian al huésped con un sedante paisajístico insustituible en el recetario médico contra el estrés. Opción contemplativa que refuerza la ofrecida por el salón biblioteca adyacente, dotado con dos telescopios para la observación estelar nocturna. Otros alicientes no desdeñables son el pajar y la antigua lareira de la casa, avanzadillas del comedor que Mercedes Pascual Andrés promete para los meses venideros, cuando ya no sea una obligación tomar carretera y manta en busca de un lugar a resguardo de la lluvia donde cenar.
ALREDEDORES
A POCO que uno se oriente entre estos montes alfombrados de bosque, el noreste conduce inmediatamente a la ría del Eo, centro de atención y disfrute de toda la comarca. Sus aguas invitan a dar paseos en barca que se alquilan en Castropol y Figueras, dos pueblecitos típicos asturianos. En este espacio natural también se disfruta de visitas a pazos como el de Cedofeita y Finca Galea. Al fondo de la ría, en la vertiente gallega, se encuentra Ribadeo. Y a 12 kilómetros, en el extremo oeste del municipio, la espectacular playa de las Catedrales, de apariencia fantasmagórica, con sus arcos, cuevas y hendiduras geológicas. En la finca del hotel se puede practicar el tiro con arco, y en verano existe la posibilidad de organizar paseos a caballo con monitor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.