Al salir de clase
Sobre la propuesta de este grupo pesa mucho aún el papel de ídolos de jovencitas, de letras banales que no pasan de sota, caballo y rey en manidos textos de amor juvenil y en los cuatro compases a doscientos por hora. Quieren ser algo así como Los Ronaldos de esta década, pero se quedan en un remedo de Modestia Aparte. Si quieren ser canallas, no vale sólo que dediquen a Antonio Vega una (deslavazada) versión de Chica de ayer, que castellanicen esa excelsa copla de The Primitives, Crash (sin el candor morboso de la original), que critiquen al alcalde por 'no poner más salas de conciertos' o mezclen estrofas de Hombres G, Los Rodríguez o El Último de la Fila. Una banda gana en respeto cuando se esfuerza por respetar a su público. El Canto del Loco, que apunta maneras, tiene un montón de jovencísimos incondicionales que se desgañitaron, ¡benditos!, coreando todas sus canciones, pero que también se dejaron -innecesariamente- los tímpanos en el intento.
El Canto del Loco
Daniel Martín (voz), Iván Ganchegui y David Otero (guitarras), Chema Ruiz (bajo) y Alejandro Velázquez (batería). Divino Aqualung. Madrid, 27 de abril.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.