Miedo en las urnas

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas son sorprendentes aunque, en cierta medida, eran previsibles; sólo hay que ver lo que pasó en Austria o en Italia. La gente tiene miedo. Miedo de la inseguridad ciudadana, miedo ante el aumento incontrolado y a menudo descontrolado de inmigrantes, miedo de la globalización económica, a lo desconocido...

Este miedo genera desconfianza, y es en esos momentos cuando discursos radicales como los de Le Pen toman una fuerza impresionante e inimaginable. El miedo es el responsable de estos resultados y las urnas son el único lugar donde la ciudadanía puede manifestarse.

Este miedo está también aquí, un miedo generalizado, muchas veces, por los mismos gobernantes que pierden su tiempo haciendo visible a un invisible -Artur Mas- y no se dan cuenta de la realidad en la calle, ni de las necesidades de los que lo habitamos.

Si seguimos así, llegará un momento en el que todos tendremos que pagar cara la incompetencia de este Gobierno catalán porque es muy probable que, también aquí, el discurso de la derecha tienda a la radicalización. Esto es peligroso y muy poco deseable, la memoria histórica y nuestro pasado reciente nos lo deberían recordar constantemente.