20

'¡20! Toco frente y toco diente, y la primera chica que me hable será mi pretendiente'. Ojalá fuese Ella. Ella es mucho mayor que yo. Por lo menos tiene 17. Por eso todos los días sumo el número de serie de mi billete de autobús con la esperanza de que sume 20 y sea Ella la que me hable. Hoy la he visto. A pesar del paso del tiempo la he reconocido. Ella a mí no, claro. Pero al darle datos ('sí mujer, tú te bajabas una parada antes que la mía, para ir a tu instituto. Tenías una falda a cuadros...'), se rió pero al mismo tiempo se enterneció. 'Tanta pasión silenciosa es conmovedora', dijo, 'con 45 y 40 no es lo mismo que con 17 y 12, deberíamos poner remedio a ese amor no correspondido'. Cuando nos dirigimos a mi piso le conté mi sortilegio, mi búsqueda febril de billetes de autobús cuyo número de serie sumase 20, mi deseo de que me hablase. Entonces Ella se empezó a reír con una risa loca, loca, loca. Una risa que sólo cesó, helada y bobalicona, cuando entró en mi habitación y vio los 745.372 billetes de autobús pegados a las paredes. Pero no me importó. Ella, al fin, ya era mía...