Diccionario Peter Pan

Aventura. Para James Matthew Barrie, como para Lewis Carroll, la aventura se define como el deseo de estar en otro lugar o de ser otro, lo cual es marca de fuego de la fantasía. Peter Pan, su protagonista, vive en la aventura o propicia la aventura; los niños perdidos sólo participan -como el lector-, en cierta medida, del relato de la aventura o, cuando ni siquiera su héroe desea contar, con el vuelo libre de la imaginación, que todavía hace más admirable al héroe. Las aventuras, en Peter Pan y Wendy, llegan a tener la dimensión más real, la que tienen en la épica, esto es, la de la muerte, aun cuando la vida se presente como un juego.

Campanilla. Este personaje, al que la cinematografía otorgó otras connotaciones, es el hada y la figura femenina en la que se refleja Peter Pan; pero también es, no hay que despreciarla, la conciencia del niño que no quería crecer y, consecuentemente, su ángel y su demonio. El mundo de la novela parece emanado, toma su realidad, en parte, de los faerie tales, y ni en su geografía ni en su moral tienen cabida seres superiores construidos por fe alguna.

Cocodrilo. Este animal, que se había tragado la mano de James Garfio, se había tragado con ella el reloj de éste y, por ser el único reloj de Nuncajamás, también se había hecho dueño involuntario del tiempo. El cocodrilo es la conciencia del paso del tiempo, de su necesidad.

Flauta. Ya en Peter Pan en los jardines de Kensington (1906), que incorpora los capítulos de la novela de Barrie The little white bird (1902) en los que por primera vez aparece Peter Pan, el niño que no quería crecer, en su condición de niño-pájaro, se fabrica una flauta o caramillo de junco, 'para ensayar el silbido del viento y el murmullo del agua'.

Garfio. ¿Es el capitán Garfio el enemigo de Peter Pan y, por extensión, de los niños? En ésta, como en otras, la lectura cinematográfica de la novela no ha hecho justicia del personaje. La crueldad de Garfio es la de quien tiene que imponer su autoridad y, frente a aquélla, la crueldad de Peter Pan está hecha de una sola materia -de la insolencia- que no es moral. La muerte de Garfio, y no el regreso de Wendy y los niños, es el verdadero colofón de la obra. Calificado, antes de morir, como 'hombre extraordinario', sus últimos pensamientos son imágenes rescatadas de 'los campos de recreo de su infancia'.

Madre. En la novela se mantiene una dialéctica en torno a la bondad proverbial y el amor natural de la figura materna. Las madres no resultan muy bien paradas, sobre todo del juicio de Peter Pan, pues ya en la novela de 1902 se relata el origen del odio de aquél hacia ellas. Peter Pan regresó, pero su madre abrazaba ya a otro niño y la ventana -elemento simbólico- estaba cerrada. El juicio sumarísimo de Peter Pan puede resumirse en la frase que pronuncia en Peter Pan en los jardines de Kensington: 'Las madres están satisfechas cuando tienen a alguien'; son, por tanto -para el niño que no quiso crecer-, identidades incompletas.

Muerte. De varias muertes trata Barrie en sus textos: de un lado, la muerte de la inocencia y de la fantasía, tema este que hace sobre todo de Peter Pan y Wendy un alegato y, también, una novela sobre la novela; por otra parte, la muerte real está presente en la historia, tanto en la misma condición de las hadas como en la visión del mundo del propio Peter Pan, quien llegará a decir que 'la muerte debe de ser una gran aventura', sintiéndose así ajeno a ella e inmortal.

Niños. Los niños de Barrie, sobre todo en Nuncajamás, son capaces de organizar el mundo de la fantasía y, hasta cierto punto, el de la realidad.

Nuncajamás. El país de Nuncajamás, imaginario o real, real e imaginario, pertenece en exclusiva a la novela Peter Pan y Wendy. En la anterior, Barrie había ubicado el mundo de su protagonista en los jardines de Kensington, esto es, en un Londres real, frente a The Long Water Serpentine. El país de Nuncajamás es una isla que todos los niños tienen en su imaginación y a la que sólo algunos llegan, aquellos que aprenden a volar. Está cubierta la isla por una neblina perenne, habitada por los pieles rojas, los piratas de Garfio, y Peter Pan, las hadas y los niños perdidos; el tiempo se cuenta por lunas. A pesar de poseer la isla una selva, en Nuncajamás nieva; un riachuelo recorre el lugar, y en su paisaje se distinguen arrecifes de coral, cavernas, una laguna con flamencos, un Río Misterioso, tierras inexploradas, la Roca de los Abandonados y amenazadoras montañas. ¿Que cómo se llega? Según Peter Pan, 'la segunda (estrella) a la derecha, y luego todo seguido hasta la mañana'; en realidad es un lugar al que no se llega, él te encuentra: 'La propia isla estaba buscándolos'.

Peter Pan. En Peter Pan en los jardines de Kensington, el protagonista aparece desnudo, tiene una semana de vida y es 'humano sólo a medias', puesto que no es 'Ni Lo Uno Ni Lo Otro': ni pájaro ni niño. En Peter Pan y Wendy se dice que conserva sus primeros dientes, que es presuntuoso, aficionado a la variación y espadachín consumado; el niño que no quiso crecer no sabe escribir (hay rasgos que lo aproximan al mito del niño salvaje), tiene sueños penosos y se caracteriza por tres calidades: ninguna piedad, olvidos inmediatos e identificar completamente la ficción y lo real. Barrie define en su novela a los niños como 'los seres más crueles del mundo', y Peter Pan es El Niño. Por otra parte, merece detenerse en su apellido: Pan también es 'caldero', lo que, unido al nombre de su hada Campanilla, apunta hacia una posible lectura en torno a las claves alquímicas del texto, ya que el caldero o el vas de la transformación es uno de los elementos principales del simbolismo alquímico.

Pieles rojas y piratas. O los enemigos de los niños. Los primeros, de la tribu de los Picaninnis o Picaniños, pero no tan contrarios a Peter Pan como los piratas de Garfio, presentados con nombres y rasgos propios y sólo hermanados con el capitán por cierto grado de crueldad. Piratas y pieles rojas son, junto con los padres, los adultos del mundo de la fantasía y del real.

Verosimilitud. En Peter Pan y Wendy hay ciertas -bastantes- apelaciones al lector que tienen una función metaliteraria, aunque en otras ocasiones apuntan a uno de los temas principales de la novela: la síntesis (y antítesis) realidad-ficción. De algún modo, Barrie está diciéndonos: si ninguno de mis lectores es o puede ser Peter Pan en su vida real, todos lo son o serán en su vida de lectores.