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La jornada de Liga | FÚTBOL

Antiglobalización en el Camp Nou

Dos jóvenes interrumpieron siete minutos el partido al esposarse a una de las porterías

No hacía ni un minuto que había empezado el partido y el Camp Nou estaba pendiente de una jugada de ataque del Barça. Casi nadie se percató entonces de que dos jóvenes del movimiento antiglobalización, vestidos con camisetas blancas, se lanzaron hacia la portería defendida por Roberto Bonano, el guardamete azulgrana, para esposarse rápidamente en los dos postes de su portería. Los dos activistas, que lucían unas camisetas blancas con una leyenda en la que se leía en catalán -'Aturem (paremos) la Europa del capital'- rodearon con sus dos muñecas atadas los dos palos. Mientras, un tercero portaba una pancarta en contra del Trasvase del Ebro. El árbitro suspendió el partido mientras una quincena de guardas y policías intentaban abrir con agujas y llaves las esposas. Siete minutos y medio después, los dos jóvenes eran sacados del estadio con pocas contemplaciones por los miembros de seguridad. La televisión reveló como el primero era agarrado con escasa delicadeza por el cuello.

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El movimiento antiglobalización, que acababa a la misma hora del inicio del partido una multitudinaria manifestación en Barcelona, había planeado desde hacía días intervenir en el clásico de la Liga. El Barça no suele abrir las taquillas para recibir al Madrid pero los militantes accedieron al estadio gracias a los carnés que les cedieron los socios. La seguridad del Camp Nou estuvo pendiente todo el encuentro de evitar otro incidente similar, acogido casi con carcajadas, por lo visto por las cámaras, por el ministro de Exteriores, Josep Piqué, sentado junto a Joan Gaspart, presidente del Barça. Fue el único político de la cumbre europea que acudió al final al Camp Nou que, olvidando todos los sinsabores de este año, presentó un lleno absoluto hasta formar, por primera vez este año, un enorme mosaico con el escudo del Barcelona. Justo delante del palco, apareció una gigantesca pancarta en la que se leía Catalonia is not Spain, firmada por las Joventuts Nacionalistes de Catalunya (JNC), la formación juvenil de Convergència Democràtica de Catalunya, el partido del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.

No fue nada comparado con el partido del Liverpool. La afición del Barça, que teme quedarse con otro año en blanco, desafió el final de la cumbre europea y llegó con mucha antelación y sin sufrir casi atascos al estadio. Tras dejar de lado la nueva decepción europea, los hinchas reventaron el Camp Nou sin olvidar a alguien: a Luis Figo. No importó que no viajara ni a Barcelona. Que los médicos anunciaran el jueves que su lesión de tobillo le impediría jugar. O que hace poco trascendiera que sigue siendo el socio azulgrana número 93.527. Nada de eso contó. El Camp Nou obvió la ausencia del portugués y decidió descargar su ira contra el futbolista que, de ídolo azulgrana, ha pasado a ser en el Barça, muy por encima de Hierro y Raul, el símbolo del madridismo. La expedición del Madrid ya escuchó insultos contra el portugués en cuanto apareció por el acceso a los aparcamientos del Camp Nou. Y comprobó poco después cómo volvían a colgar desde las barandillas de las gradas del estadio un par de pancartas despectivas -'No tienes c...' y Figo, caganitis'- contra el jugador. No se olvidaron tampoco de alguien: ni del capitán del Madrid -'Hierro, carnicero'- ni del presidente del club madridista: 'Estamos hasta los florentinos del Centenario'. Pero, a medida que avanzó el encuentro y Zidane avanzó al Madrid, tras un fallo del italiano Coco, la afición se olvidó de Figo y empezó a desesperarse por las ocasiones falladas por Kluivet. Lo de siempre. Lo de otros tantos días.

EFE

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