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Columna
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Egosexual y tal

Para ti, piel de madroño. Leonardo Dantés, autor del seborreico No cambié, contó en La batidora que escribirá una canción sobre los que practican el sexo consigo mismo, a los que bautizó como egosexuales. La canción también podría llamarse Amor propio, una constante esta semana. Amor propio demostró Florentino Pérez presentándose el día del centenario del Madrid en Los desayunos de TVE vendiendo una piel de oso recalificado todavía por cazar. Mostró una seguridad en sí mismo que, más tarde, fue dinamitada por el Depor, que, por si no lo sabían, ganó la Copa del Rey en el Bernabéu sin que Manu Sánchez pudiera hacer nada para impedirlo.

Palco de autoridades

Su Majestad el Rey presenció el evento. Por suerte para él, se ahorró los prolegómenos protagonizados por los chicos de Operación Triunfo, que perpetraron un playback de contenido casi tan rancio como las imágenes de la Cantudo visitando al Papa. El Rey no parecía afectado por las declaraciones que, la noche antes, en Abierto al anochecer, hizo su biógrafo, José Luis de Vilallonga. El aristócrata contó que de sus tres esposas (una inglesa, una francesa y una vasca) la más extranjera era la vasca. No creo que el comentario le gustara a Aznar, que no fue al Bernabéu y se perdió la oportunidad de intimidar al árbitro con el rayo constitucional de su mirada.

Rico en calcio

La egosexualidad también ha afectado a otros ámbitos de la sociedad. Entre los famosetes hay una epidemia de separaciones y amor propio por un tubo. Todos parecen estar buscándose a sí mismos. Álvaro de Marichalar salió en Corazón de invierno contando que está atravesando el océano a lomos de una moto acuática sin que nadie le haya hecho la prueba del dopping y Mercedes Milá casi enseñó las tetas en Lo + Plus siguiendo el consejo que Almodóvar le dio a Bibiana Fernández: 'Cuando no sepas qué decir, enseña una teta'. Mientras tanto, José Coronado sigue devorando bífidos para equilibrar su flora intestinal y todo es tan raro que incluso la entrevista que Pedro Ruiz le hizo a Terenci Moix parece buena.

Más síntomas inquietantes

Terminó el culebrón mexicano Cuando seas mía, histriónico melodrama sobre la corrupción en los cafetales, y vuelve el anuncio de los descalificadores que llaman a la puerta y preguntan: '¿Nos deja ver su lavadora?'. Son a lo electrodoméstico lo que Corcuera al antiterrorismo. En Crónicas marcianas, el intrépido Nacho Sierra metió la cabeza en una urna llena de saltamontes. Es una sensación parecida a la de mirar la tele: te sumerges en un artefacto lleno de estímulos entre asquerosos, divertidos y curiosos en busca de algo que te haga olvidar tu condición de, por utilizar la hermosa expresión acuñada por Fernando Iwasaki, homo-zapping. Menos mal que, para compensar este diluvio egosexual, hay cosas que no cambian: ya es primavera en El Corte Inglés y Ana Obregón vuelve a televisión. Luego no digan que no les avisé.

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