Duro golpe para una comarca con poco peso industrial
El anunciado cierre de la planta de Lear ha vuelto a golpear con dureza al tejido industrial de la Cataluña interior, donde precisamente no abundan las grandes empresas ni las oportunidades para progresar con actividades distintas a las agrícolas y ganaderas.
Durante siglos, los campos de cereales fueron la única fuente de sustento de los habitantes de la Segarra, una tierra seca y de clima extremo. A partir de la década de los sesenta y de la mecanización del campo se fueron instalando en la ciudad industrias que sirvieron de complemento a la actividad agraria. Durante muchos años, el trabajo no faltó y la comarca presumió de tener una de las tasas más bajas de desempleo, por debajo del 4%.
Pero no todo fue de color de rosa. A partir de 1970, bastantes de esas empresas fueron quebrando y dejando a muchas familias en apuros. Buena parte de la población aún no ha olvidado la crisis de la fábrica de muebles Tres Uves, que dejó en la calle a 500 trabajadores, y la de televisores Iberia.
De repente, la tendencia se invirtió y de una situación floreciente se pasó a otra menos boyante, cuyo resultado más palpable fue que no había familia en Cervera sin algún miembro en el paro. Tras unos años críticos, el ex alcalde Joan Salat consiguió recuperar aquel modelo con argumentos como la abundancia de suelo industrial y la estratégica situación de la ciudad, a sólo 100 kilómetros de Barcelona, 60 de Lleida y 200 de Zaragoza. Y llegaron empresas como Mecanismos Auxiliares Industriales -precursora de Lear Corporation, que superó los 1.300 trabajadores-, Europerfil, Benneton, Mobel Línea y otras.
A partir de ahora, la crisis de Lear inicia una nueva fase, la de las negociaciones con la dirección para evitar el cierre o la de las movilizaciones para conseguir las máximas indemnizaciones para los 1.200 trabajadores afectados. Los sindicatos pueden proponer una indemnización de 80 días por año trabajado.
Críticas al viaje de Pujol
Los grupos parlamentarios PSC y ERC criticaron ayer el viaje que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, tiene previsto realizar a Polonia a finales de esta semana con empresarios catalanes para explicarles las ventajas de invertir en aquel país.
El diputado del PSC-CpC Ramon Vilalta lamentó que Pujol no haya suspendido el viaje, que calificó de 'burla' al coincidir con el cierre de la planta de Cervera y la intención de Lear de trasladar parte de la producción a Polonia. El líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, lo consideró un ejemplo de la 'desorientación' con la que actúa el Gobierno catalán.
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