'Todos los centros de investigación deberían someterse a evaluación'
En agosto de 1992, Mariano Esteban venía de pasar 22 años en el extranjero, la mayor parte en Estados Unidos. El reto de dirigir el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), con el que se pretendía que España 'no perdiera el tren' de la revolución biotecnológica, le producía 'una sensación extraña pero grandiosa'. Una década más tarde dice: 'ya es hora de irse' y la palabra que más repite es 'satisfacción'. Afirma que deja un centro 'a la vanguardia de la ciencia'.
En el CNB trabajan unos 500 investigadores, de los que el 34% son becarios, y el 10%, visitantes. La media de edad es de 30 años. Sus hallazgos en salud humana, alimentación, medio ambiente y agricultura van desde un naranjo que florece antes de lo habitual hasta bacterias seleccionadas para limpiar suelos contaminados, pasando por nuevos antibióticos en fase de ensayo. Se han solicitado en total 47 patentes, la mayoría en salud humana. De los 3.500 millones de pesetas de financiación del CNB en el 2001, el 75% procede de fuentes externas. Pero para Esteban (57 años), 'España aún no ha hecho la apuesta definitiva por la ciencia'.
Pregunta. ¿Cuánto se tardaba en secuenciar un gen cuando usted empezó?
Respuesta. En los años setenta se tardaba un año, si lo conseguías. Hoy, unos minutos.
P. ¿Ha cambiado la percepción pública de la biotecnología en ese tiempo?
R. A principios de los ochenta se temía que hacer algo que la naturaleza no había hecho representara un peligro, pudiera generar monstruos. Veinte años después se ha demostrado no sólo que no es así, sino que la biotecnología nos permite conocernos, conocer nuestro entorno, mejora nuestra calidad de vida.
P. ¿Por qué entonces el rechazo a los alimentos transgénicos en Europa?
R. La ciencia es imparable. Hay que convencer para creer, y para eso nada mejor que los beneficios que genera la biotecnología. En fármacos se ha demostrado, y no hay problemas de rechazo. Sí lo hay en plantas y en animales, pero sólo hasta que se vaya demostrando que son útiles para la sociedad.
P. ¿Debe permitirse la investigación con embriones sobrantes de la fecundación in vitro?
R. Eso es cerrarse los ojos. De una célula de piel también se podría hacer un ser humano. ¿Hay que considerar a todas las células un ser humano potencial? La destrucción de embriones no conduce a nada. Usarlos con fines científicos ayudará a entender la diferenciación de las poblaciones celulares y la formación de tejidos.
P. ¿Está satisfecho con la productividad científica del CNB?
R. Nuestros índices de impacto son los de un centro de excelencia. Esto es muy difícil de conseguir, e indica que estamos a la vanguardia mundial.
P. Uno de los objetivos del CNB es fomentar la relación con las empresas.
R. Tenemos 26 convenios y contratos con empresas nacionales y multinacionales. El 32% de nuestra financiación proviene de convenios con empresas. Somos un centro modélico a escala europea, como se reconoció en la evaluación a que nos sometimos por parte de un comité científico internacional en 1999.
P. ¿Cómo ha cambiado el tejido empresarial español?
R. Necesita mucho apoyo económico de las instituciones.
P. ¿Lo tiene?
R. Debería ser mayor. También hay que articular los mecanismos para que el dinero fluya hacia la investigación. En España hay dinero, pero el empresario español no tiene mentalidad para invertir a largo plazo.
P. ¿Cuántas empresas españolas de biotecnología se han creado en esta década?
R. No se lo podría decir. De aquí han salido tres empresas.
P. ¿Funcionan?
R. Están empujando.
P. ¿Ha dado resultados el convenio del CNB con la empresa Pharmacia?
R. Nuestro convenio con Pharmacia es el mayor que se ha firmado en España de un centro público de investigación. Los resultados son espectaculares. Pharmacia da financiación, unos 1.100 millones de pesetas anuales. Esto se traduce en una investigación muy competitiva en áreas que a la empresa le interesan, como cáncer, enfermedades autoinmunes, procesos inflamatorios... El centro se beneficia de los recursos, es una simbiosis. Han apoyado fuertemente la investigación básica, y eso es lo importante.
P. ¿Por qué no se evalúa también a otros centros españoles?
R. La evaluación fue muy positiva. Todos los centros de investigación y departamentos universitarios deberían someterse a evaluaciones periódicas por comités internacionales. No se hace porque hay una reticencia a que se nos evalúe. Pero es bueno tener la visión de otros sobre la trayectoria de un centro.
P. Sería un cambio revolucionario, ¿no?
R. Exportaría el sistema del CNB a todos los centros. Aquí ninguno somos fijo, todos nos sometemos a evaluaciones periódicas y el patronato puede echarnos. Fue una condición que puse cuando me nombraron.
P. ¿Perderá España esta vez el tren de la genómica?
R. Lo que pasa es que metemos poca velocidad. En el CNB vamos a una velocidad buena, aunque podríamos ir a más si se nos diesen los mecanismos para hacerlo. España no ha hecho aún esa apuesta definitiva por la ciencia, por el futuro científico, competitivo del país.
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