Veredicto
Me dirijo a ustedes desde la prisión de Picassent donde me encuentro privado de libertad desde el 24 de diciembre de 1998. La Audiencia de Castellón, en el juicio celebrado en junio con jurado popular, me condenó a 23 años y 6 meses por un delito que no cometí, en concreto por asesinato. Sin entrar en la posible corrección formal o incumplimiento de los requisitos del veredicto, el cual se encuentra pendiente del recurso ante el Tribunal Superior de Justicia, en cuyo recto juicio confío, lo cierto es que los jurados han manifestado una indiferencia al enjuiciar mi situación que sólo puedo atribuir a mi condición de extranjero carente del oportuno permiso de residencia.
Con el único fundamento incriminatorio del testimonio de un acusado, el cual precisamente por tal testimonio se ha visto premiado con un trato de favor del ministerio fiscal, y en una deliberación en la que el jurado apenas invirtió cuatro horas, me he visto condenado. No puedo dejar de pensar que esta terrible sanción no se habría impuesto con tanta alegría en el caso de que hubiera sido, por ejemplo, un vecino de la localidad en la que ocurrió el crimen. Creo que mi condición de extranjero sin papeles ha sido determinante de mi condena y no hace falta decir lo injusto que resulta.