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Crítica:EVA YERBABUENA | FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La soleá inolvidable

Llega a Madrid el espectáculo triunfador de la última Bienal de Flamenco de Sevilla, 5 mujeres 5, y como protagonista indiscutible Eva Yerbabuena, que fue declarada mejor bailaora del certamen.

A los 30 años, la granadina es un valor de referencia del flamenco en todo el mundo: arrasa allá donde baila, ha participado en dos películas de Mike Figgis, el director de Leaving Las Vegas -en la última, Nite vision, Eva baila la caña y aparece junto a Burt Reynolds, John Malkovich, Ornella Mutti y Salma Hayek-, ha bailado con Mijaíl Barishnikov en Wupperthal invitada por Pina Bausch...

Estas son las credenciales de una mujer profunda y seria, de una artista que desde muy joven ha demostrado buen gusto y raciocinio, personalidad y genio, sensibilidad y garra.

5 mujeres 5 Flamenco de la cava

Baile: Eva Yerbabuena y grupo. Música: Paco Jarana. Coreografías: Yerbabuena, Javier Latorre (Locura). Cante: Enrique Soto, Segundo Falcón y David Lago. Guitarras: Paco Jarana y Salvador Gutiérrez. Voz lírica: Marta de Castro. Percusión: Antonio Coronel. Flauta y saxo: Ignacio Vidaechea. Teatro de Madrid.

5 mujeres 5 trata de narrar la evolución sentimental de una mujer a través de cinco estados de ánimo: el amor, la locura, la soledad, la ambición, la madurez. En una especie de reto personal, Yerbabuena se convierte (de una forma natural y creíble aunque no siempre igual de explícita) en enamorada, loca, abandonada, ambiciosa y madura. Su baile, más estilizado que nunca, raya a una altura espléndida durante todo el montaje; afronta diversos palos con gran versatilidad, soporta todo el peso durante más de una hora y se entrega con admirable convencimiento en cada momento...

Además, el grupo comandado por su compañero, Paco Jarana, es fabuloso: todo está medido, los cantaores dan ritmo, emoción y calidez y la aparición de la cantante lírica es un verdadero hallazgo.

Pero hay algunos peros: la escenografía minimalista resulta demasiado recurrente (un sillón es el único elemento); el argumento no se sigue con excesiva facilidad; los bailaores están desastrosamente vestidos con unos absurdos pantalones de montar a caballo y unas chaquetas de cosaco, y las coreografías de grupo dejan bastante frío.

Y, sobre todo, surge una curiosa paradoja: cuando la gente vibra de verdad es al final, con la maravillosa soleá de Yerbabuena, creación inolvidable que se programa por separado, fuera de 5 mujeres 5. Ese sexto estado de ánimo, que podría llamarse la jondura, supera con creces a todo lo demás. Ahí Yerbabuena se transforma en Yerbabuenísima, el teatro desaparece de la vista, los cantaores llegan crecidos al tendido, la inspiración y el arte se apoderan de todo y el público se deja las manos aplaudiendo.

Lo cual quizá quiere decir que lo anterior, siendo estupendo, es menos bueno. O que esa soleá, sola, vale por un espectáculo entero.

Babelia

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