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Crítica:ROCK | U2 | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¿En busca del tiempo perdido?

En busca de un tiempo al parecer perdido llegaron los U2 a Barcelona. Lo hicieron con un disco que apuntala esta idea, un último disco que parece perseguir un reencuentro con un pasado que repentinamente se les hubiese aparecido como lo más sustancial de lo hecho a lo largo de toda su carrera. Fueron a verles 18.000 personas que siguieron en pie su concierto. Arrasaron.

En busca de sus raíces, la banda irlandesa comenzó su concierto con las luces del Sant Jordi aún encendidas. Era una forma de decir que lo más importante de la noche no iba a ser el espectáculo, sino la música; una forma de decir que los U2 gigantescos y grandilocuentes, tecnológicos y desmesurados no iban a ser los protagonistas del concierto. El mensaje era claro: rock y poco artificio.

U2

Bono, voz; The Edge, guitarra; Adam Clayton, bajo; Larry Mullen, batería. Palau Sant Jordi. Barcelona, 8 de agosto

Así pues, luz blanca y rock, como los radicales. En apoyo de esta puesta en escena brotaron los clásicos del grupo irlandés. Entre el delirio del personal fueron cayendo clásicos de grueso calibre como I will follow, Sunday bloody sunday o New years day, acompañados por piezas del último disco que tienen también marchamo de clásicos como Elevation, Beautiful day o Stuck in a moment. A estas alturas del concierto, los U2 ya habían vendido todo el pescado. Incluso parecía que de verdad su espectáculo era austero cuando en realidad pocas veces se ha utilizado tanta tecnología en escena para disimular su concurso.

Tras el set acústico -Desire, Stay- y las felicitaciones a The Edge, los U2 ya no aguantaron más y pusieron en juego el grueso de sus recursos escénicos. Telones en los que proyectar imágenes, trece pantallas escamoteables con señales de vídeo individuales, puentes móviles de luz...Era la recta final. Sonaron de nuevo clásicos como With or without you o Mysterious way para acabar con Walk on. Y fue entonces, acabado el concierto, cuando surgieron las dudas. No dudas sobre el resultado del show, a todas luces satisfactorio, absolutamente eficaz en su funcionamiento, categórico a la hora de exprimir el disfrute de un público enfervorecido. Las dudas afectan al fondo del espectáculo, al brusco golpe de timón que U2 ha dado a su trayectoria con esta gira. De entrada porque anula 10 años de carrera del grupo. De igual manera se ha querido decir un rotundo no a la aparatosidad, como si de repente, a estas alturas de su carrera, U2 descubriesen que lo directo es más efectivo y lo espectacular negativo en sí mismo. Negar el pasado más reciente para descubrir el rock de sus inicios, retomado por clásicos y por el aire de sus nuevas canciones, es como afirmar que tras los primeros años la banda ha estado dando palos de ciego. Y si de lo que se trata es de volver a ser joven y rockero, resulta que en el Sant Jordi se pudo asistir al lifting más caro de la historia, un lifting que, por ejemplo, nunca han precisado los Stones porque nunca han dejado de ser ellos mismos. Con Elevation Tour los U2 nos dicen que ellos no siempre lo han sido.

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