"Ha sido un Tour muy limpio"

Le Monde dice que los grandes patrocinadores del Tour están contentos. Crédit Lyonnais y Fiat, que a principios de año dudaron de la conveniencia de seguir en el Tour, se muestran más dispuestos a continuar. Nestlé, el recién llegado con su agua Aquarel, está encantado. Millones de botellas regaladas y una marca ya conocida en todo el mundo. El miedo al escándalo por los sucesos del último Giro (la redada de San Remo) eran infundados, y sólo un par de detalles (las relaciones Ferrari-Armstrong, el no negativo por EPO de Del Olmo y la detección de corticoides en los análisis) han enturbiado ligeramente el optimismo de que todo va por buen camino. 'Los organizadores se han concienciado de que había que atajar el problema y se ha actuado con más decisión, y con menos discursos', subrayan los patrocinadores del Tour.

'Ha sido un Tour muy limpio', corrobora Manolo Saiz, director del ONCE-Eroski y presidente de la asociación internacional de equipos. 'Pese a todas las informaciones que intentan decir lo contrario, el ciclismo marcha en una buena dirección. Entre la UCI y los equipos se están dando pasos importantes'. Saiz no habla por intuición, un sexto sentido que se vería contradicho por la elevada media de la carrera, superior como en 1990 a los 40 kilómetros por hora. 'La carrera ha sido rapidísima y muy competida. Y muy limpia. Hablo con datos en la mano'.

Una de las medidas más eficaces contra el dopaje es, según la asociación de equipos, la puesta en marcha de una policía interna. Los análisis trimestrales ordenados por la UCI a todos los corredores, con parámetros como la alteración del hematocrito (porcentaje de glóbulos rojos en la sangre), la de la ferritina (hierro), los reticulocitos (glóbulos rojos jóvenes) y hemoglobina, entre otros, permiten dibujar un cuadro bastante exacto de la salud dopante, o de consumo de EPO, de cada equipo. Sus resultados se los reservaba hasta hace poco la UCI, pero desde el Giro llegan también a poder de la asociación de equipos, que ha establecido un baremo de sanciones internas en su interior. Y son estos datos los que avalan la tesis de Saiz.

El Tour ha sido también 15 millones de aficionados en las cunetas y un 48% de audiencia media en la televisión francesa, un 1% más que en 2000, con un tope de 5,4 millones de espectadores en la etapa de Saint-Lary, escapada de Jalabert y victoria de Armstrong (lejos, de todas maneras, de los más de ocho millones de telespectadores que atrajo Marco Pantani el año pasado en la etapa de Courchevel). Es también el optimismo moderado del organizador Jean-Marie Leblanc, que sigue hablando de la buena vía y de un 'Tour de renovación'.

Curiosamente el Tour del optimismo, de la renovación, limpio y de la buena vía es asimismo el Tour de los viejos. El Tour de la repetición. Sólo Óscar Sevilla, maillot blanco de mejor joven, es joven entre los veteranos. No sólo se termina con el mismo podio de 2000, y en el mismo orden, hecho que sólo se había producido en otra ocasión (años 1978 y 1979: 1º Hinault, 2º Zoetemelk, 3º Agostinho), sino que hay repetición también en el ganador por equipos (Kelme) y en el maillot verde (sexto año de Zabel). Sólo llega una cara nueva al trono de la montaña, y es la conocida del viejo Jalabert (32 años). La media de edad de los ganadores de etapa ha sido superior a los 30 años, y sólo dos ganadores (el ruso Ivanov y sus sospechosos 26 años, y el belga Verbrugghe, de 27 años) estaban por debajo de la generación que ronda los 30 (Armstrong los cumple dentro de dos meses), verdadera monopolizadora del Tour 2001.

Ante todo ello, y basándose en lo que ve y siente, el sabio escéptico que es José Miguel Echávarri se ve obligado a 'echar agua al vino del optimismo'. 'Yo no he visto tan claro que haya habido un avance', dice el director del iBanesto.com. 'A veces creo que en nuestro equipo hemos dado pasos adelante pensando que todos, la UCI y los organizadores, íbamos por el mismo camino'.