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Reportaje:

'Gran Hermano' policial en Florida

Un sofisticado sistema de videovigilancia callejera provoca indignación en Tampa

La policía de Tampa (Florida, EE UU) ha decidido jugar a Gran Hermano a lo grande. Con el noble propósito, dicen, de combatir la delincuencia han instalado en las calles un sistema de cámaras de reconocimiento de rasgos faciales que envían continuamente imágenes a la comisaría, donde los ordenadores las contrastan con las que tienen almacenadas en el banco de datos de delincuentes.

Como era de esperar, los habitantes de esta tranquila ciudad sureña han puesto el grito en el cielo, respaldados por las organizaciones de derechos civiles. Hasta el presidente republicano de la mayoría de la Cámara baja del Congreso, Dick Armey, ha denunciado la medida, equiparándola a la 'implantación de un Estado policial'.

Las cámaras envían las imágenes a la comisaría para compararlas por ordenador con el archivo de delincuentes

Pero los celosos agentes siguen empeñados en utilizar el sistema FaceIt. Las primeras 36 cámaras vigilan nada menos que la zona de mayor vida nocturna, Ybor City, por la que cada noche de los fines de semana deambulan como promedio alrededor de 150.000 personas. La tecnología de FaceIt permite captar primero la imagen; luego la procesa, analizando 80 puntos del rostro entre los ojos, la nariz y los pómulos, y finalmente la compara con las caras de 30.000 delincuentes fugitivos en la base datos central.

El detective encargado de Gran Hermano, Bill Todd, ha tratado, sin éxito, de calmar los exaltados ánimos de la población asegurando que las imágenes 'se desechan automáticamente si a los 10 segundos de entrar en el banco de datos no encuentran similitudes'. Sólo si el parecido supera el 85% salta la alarma en el cuartel de la policía, que inmediatamente envía agentes al lugar. De momento, no se han producido arrestos en las casi dos semanas de funcionamiento.

'¿Dónde está nuestro derecho a la privacidad?', se lamentaban los tampeños que el domingo participaron en una protesta. Más de un centenar desfilaron delante de las cámaras disfrazados con caretas de Groucho Marx y máscaras de gas haciendo gestos de burla, algunos bastante obscenos, a la policía. Uno de los manifestantes, May Becker, se puso un código de barras en los brazos y exhibía una pancarta diciendo: 'Estamos bajo arresto domiciliario en la tierra de la libertad'.

Tampa es la primera ciudad de Estados Unidos en implantar este sistema de tecnovigilancia urbana, pero las tácticas tipo Gran Hermano están aumentando a un preocupante ritmo en la sociedad norteamericana (que irónicamente se jacta de no identificar a sus ciudadanos con un carné de identidad). En los últimos dos años, el número de empresas que controlan el correo electrónico y las llamadas telefónicas de sus empleados ha ascendido hasta un alarmante 76%, según un informe dado a conocer la semana pasada por The American Management Association.

FaceIt está instalado en la mayoría de los aeropuertos, grandes almacenes, bancos o casinos, para deleite del fabricante del sistema, Visionics Corporation, una empresa de Nueva Jersey que lo comercializa por entre 30.000 a 50.000 dólares (de seis a 10 millones de pesetas), dependiendo de la amplitud de la cobertura.

Hasta los propios ejecutivos de Visionics han declarado, a raíz de la controversia de Tampa, que 'desconocen' si es legal o no el instalar FaceIt en espacios públicos. Quizá pronto puedan dilucidarlo, si se cumple la amenaza de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) de demandar a los usuarios por violación de la cuarta enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho de los ciudadanos a no ser registrados sin razón. 'FaceIt abre la puerta a la implantación de Big Brother en cualquier parte, en un claro atentado al derecho de privacidad', señalaba Jack Walters, presidente de la ACLU.

Las autoridades locales han resuelto la controversia de un plumazo justificándose en que hay que anteponer la seguridad a la privacidad. Un columnista del Tampa Tribune pedía ayer a los más de 300.000 habitantes que no se resignen, pero mientras tanto les sugiere que 'sonrían para al menos quedar bien en la foto'.

Un ejecutivo de la empresa que ha instalado el sistema de videovigilancia muestra la consola de control.
Un ejecutivo de la empresa que ha instalado el sistema de videovigilancia muestra la consola de control.AP

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